El cine en Asturias
El viernes 25 de abril tuve el flaco privilegio de presidir la sesión de apertura de la película «Molière en bicicleta», en Los Prados, únicas salas de cine de Oviedo; y digo flaco porque fui el único espectador de dicho estreno. El «film» (no filme como aconseja la RAE) «Alceste en bicicleta» en el original francés, dirigido por Phillipe Le Guay, y protagonizado por Fabrice Luchini y Lambert Wilson, recuerda mucho al lanzamiento de un cohete espacial, con un lento despegue aceleración luego, y gran velocidad después.
Un artista de París –Lambert– va a la isla Ré, frente a La Rochelle, para convencer a un famoso actor retirado –Fabrice– a que vuelva a la escena para representar «El misántropo», de Molière. Los primeros veinte minutos de la película son lentos y transcurren en la humilde casa del viejo actor recitando indistintamente el misántropo y sus antítesis (Alceste y Philinte en la comedia de Molière), los versos de los dos protagonistas de «El misántropo». La acción se acelera cuando aparecen en la pantalla dos mujeres jóvenes y atractivas, que alegran la escena y crean expectativas.
Al fin el viejo actor accede a representar en París el papel del misántropo; y se le ve ilusionado ataviándose con el traje y el sombrero de época que guardaba en el baúl de los recuerdos.
No ha de temer el presunto espectador que la película reproduzca la obra de Molière, pues sólo trata de trasladar al presente su ingenio y su espíritu irónico y satírico. Tampoco ha de inquietar la amenaza de ver a Molière en bicicleta; sólo verá a los dos actores transitando en bici por los caminos carretiles de la isla, para descansar de sus ensayos; y para que descansen también el pensamiento y la vista del espectador con los bellísimos paisajes de las playas de la isla de Ré, y del señorial Ayuntamiento de La Rochelle.
El final del «film», ya en París, con el elenco presto y en escena para la «première», y el bis final en una playa de la isla son tan sorprendentes e ingeniosos que el propio Molière los habría envidiado para sus comedias.
¿Y qué hay de «El cine en Asturias»? Pues que es frecuente que las mejores películas no lleguen a Asturias, como es el caso, esta misma semana, de «Los huéspedes», elogiada por la prensa nacional. Además, cuando una película inteligente y con sensibilidad –como la comentada– llega a Asturias, sólo se proyecta en uno o dos cines, con pocas sesiones y por poco tiempo.
Por otra parte, el hecho de que la proyección de películas mediocres prevalezca sobre las valiosas que conmueven la sensibilidad del espectador receptivo, es debido, en buena parte, a razones comerciales. Pero también se puede maliciar que otra causa sea el que las empresas distribuidoras, y quienes están detrás, pretendan estragar el gusto del espectador, y rebajar así su sentido crítico y estético general. Estaríamos ante la eterna cuestión de qué es primero: ¿el huevo o la gallina
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