El placer de los asturianos por la comida
Las cosas del buen yantar tienen por estos lares, desde hace muchísimos años, categoría de arte y satisfacción personal. Y no hace falta que haya un estudio científico y popular para refrendar esa realidad que nos atrae a los habitantes de esta región verde, histórica e individualista. De todos los placeres vitales, el sexo, los viajes, la familia y demás asuntos atractivos para nuestro ego, es la comida el goce y el contento más expresivo y directo de los españoles. Esta aseveración la apunta una encuesta realizada en varios países por la empresa Magnum y analizada por el profesor de Sociología de la Universidad de Barcelona Javier Barracoya. De hecho, dos de cada tres naciones sitúan a la culinaria en primer lugar. La explicación de que en nuestro país comer sea sinónimo de placer radica en la cultura y en la calidad de los productos. Cuestión, por otra parte, bien sabida, ya que la dieta mediterránea ibérica, incluyendo los ingredientes de la dieta cantábrica, convierten la despensa gastronómica hispana en un campo amplio de diversidad y altura organoléptica.
En España, las mujeres superan a los hombres en su capacidad y acción de disfrutar. Sin embargo, a nivel mundial el resultado es al contrario. En general, dice el estudio, ellas disfrutan más con experiencias cercanas a la relajación, mientras los hombres aumentan su placer al mismo nivel que se incrementa su autorrealización.
Con respecto a las comunidades autónomas que más placer consiguen con las comidas y su ambiente colateral son Asturias y Extremadura, precisamente dos comunidades con un colmado notable en sus materias primas de calidad y, asimismo, con una situación económica muy pareja en cuanto a empleo y producción.
«Si antes el placer estaba vinculado a la satisfacción de cubrir necesidades básicas, en la actualidad buscamos pequeños placeres, sin necesidad de justificarnos», afirma el informe técnico.
Subtítulo: Seguimos siendo especiales y cargados de razón en las cosas del yantar de calidad
Destacado: Lo de quedarse en casa a disfrutar de la vida hogareña no va con el carácter abierto y lúdico asturiano
Además, destaca que en los últimos años se ha logrado un cambio en la sociedad española y, en consecuencia, ha nacido el prosumidor: un consumidor racional y bien informado que prefiere disfrutar del ocio en su propio hogar. De forma paralela nacen movimientos como el de las «Home Divas», mujeres que maximizan su disfrute cuidando la belleza y el estilo de la casa y que todo quede en perfecta armonía y estado de revista. En este sentido, algunos prevén que el placer sin salir de casa será la clave de la felicidad de aquí a los próximos años.
Eso de quedarse en casa a disfrutar de la vida hogareña no va con el carácter abierto y lúdico del asturiano y resultará harto complicado empujar al ambiente hogareño a muchos habitantes de esta región atractiva, pero convulsa y preocupada por su futuro. Y lo referente al yantar, pues qué quieren que les diga… siempre habrá algún momento apropiado para buscar una justificación de dejarse caer por el restaurante de turno o la sidrería fiel a envolverse en una buena pitanza adobada con los mejores productos del mercado astur. Somos lo que comemos, y el asturiano, en general, cuida muy mucho su dieta y no introduce en la boca cualquier producto con poca base natural. Somos exquisitos, selectivos y con un paladar responsable. Lo he comprobado en infinidad de ocasiones. Y ahí radica nuestra fama de buenos comedores y disfrutadores del placer de la mesa, tanto en el restaurante como en el hogar familiar. La encuesta informadora ha dado en la diana y nos sitúa en nuestro verdadero lugar de ansiosos por el bien comer, alejados de la comida basura y refugiados dentro de ese escondite privilegiado de los omnívoros conscientes. Una manera de seguir la evolución a nuestra fisiología. Comida, bebida y disfrute en perfecta comunicación. En suma, los asturianos seguimos siendo especiales y cargados de razón en las cosas del yantar de calidad, realidad que nos sirve de auténtico reclamo para la atracción de un turismo de interés y busca la excelencia. Para la otra economía habrá que esperar cierto tiempo con el objeto de encontrar el camino de la riqueza, el pleno empleo y la distribución equitativa. Pero algo es algo, y nadie lo cuestiona. Viva el placer de la buena culinaria y vivan sus hacedores.
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