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Vivir o morir en el Hospital de Jarrio

30 de Julio del 2009 - Julia Pérez Alfonso (Luarca)

El día 10 de junio nuestro padre ingresó en la planta de cirugía del Hospital de Jarrio para ser intervenido de un recambio de prótesis de rodilla. Todos sabíamos que era una intervención arriesgada, puesto que tenía 80 años, tomaba Sintrón, y estas intervenciones tienen un riesgo importante de infección.

Cuando salió del quirófano, el traumatólogo nos informó que la intervención había salido bien. Estuvo en la UCI hasta el día siguiente y cuando lo vimos en la habitación empezamos a pensar que algo había pasado allí que no nos habían dicho o que no se habían dado cuenta, porque no lo encontramos bien, estaba desorientado, torpe y le costaba hablar. Cuando nosotros nos dirigíamos al médico para preguntar el porqué de esta situación, siempre recibíamos la misma respuesta: "Cuando vaya para su casa, en dos días está bien, lo que a nosotros nos ocupa en este momento evoluciona favorablemente y tiene todo el tratamiento pautado", respuesta normal cuando el diálogo con los médicos era escaso y siempre mirando al ordenador.

Pasaba las noches con una agitación y un desasosiego terribles, su habitación estaba al lado del control de enfermería y aunque cayeran las barandillas, gritara, etcétera, no se acercaban hasta que no timbrábamos y, a veces, esta atención se demoraba e incluso se dejaba de turno a turno.

Vivimos una descoordinación total entre facultativos, nunca se ponían de acuerdo, pero siempre "todo iba bien".

Al final, un fallo multiorgánico acabó con su vida, nosotros diríamos un fallo de médicos, enfermeras y auxiliares. Nos sentimos tan desatendidos dando con gente tan poco profesional que incluso sabiendo que le quedaban pocas horas de vida, nos negaron el derecho de estar con él. Yo rogaría a todos estos "profesionales" que pasen por las salas de visita de las plantas, lean los derechos del enfermo y escuchen a los familiares, y dejen de colgarse medallas por los pasillos. Hoy nos preguntamos: ¿de qué murió nuestro padre? Nunca lo sabremos, porque ellos nos darán el informe que crean oportuno. Si a nosotros, que no dejamos a nuestro padre ni un minuto solo, nos pasó esto, ¿qué pasa con los enfermos que no tienen a nadie que los atienda?

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