Días de vino y rosas, y mucho fútbol
Los pasados días 29 y 30, martes y miércoles, últimos del mes de abril,
el Real Madrid y el Atlético, independientemente, cada uno de ellos por su cuenta, ha escrito una página memorable para el fútbol español.
Como es bien sabido, el fútbol fue inventado por los ingleses, pero los alemanes le dieron un porte de mayor fortaleza y disciplina. Tiempos atrás recuerdo que se decía que el fútbol era un deporte en el que jugaban once contra once y al final siempre ganaba un equipo alemán. Pues bien, en esta ocasión no ha sido así.
Tras un minuto de silencio guardado antes de las dos señaladas competiciones futbolísticas, por las muertes de Tito Vilanova y Vujadin Boskov, primero el Madrid arrolló al Bayern de Múnich en campo propio, muy a pesar del presidente del consejo director del Bayern, señor Rummenigge, quien había dicho que el estadio Allianz Arena, donde se iba a jugar el partido, sería un infierno encendido. Tuvo, no le quedó otro remedio, que guardarse las cerillas para no quemarse él. Al propio tiempo, calló Pep Guardiola, que sigue siendo una espina clavada en el equipo blanco, ya que aún duelen los resultados de ciertos choques con el Barça. Por su parte, al día siguiente, el Atlético destrozó al Chelsea inglés, en un alarde de fútbol limpio y sencillo, dejando muy tocado psíquicamente a su entrenador, Mourinho, que aún es reprobado por cierta afición madridista. Por tanto, los equipos españoles Real Madrid y Atlético jugarán la final. ¡Enhorabuena!
Uno, que es muy moderado simpatizante de este deporte y de los colores del equipo blanco, pero español antes que nada, debo confesar, y así lo hago, que con estos dos triunfos en campos extraños le ha entrado un desmesurado furor patriótico casi rayano en el chauvinismo.
Vujadin Boskov, en su día, acuñó una frase que no dice nada y casi dice todo: "Fútbol es fútbol". Y en eso estamos y a ello no podemos sustraernos, dado que las dos justas victorias españolas se produjeron nada menos que en semifinales de la Champions League.
Por lo tanto, en la final del próximo día 24 en Lisboa, que gane el mejor, que haya "fair play" y que el fútbol siga siendo fútbol, aunque ya Boskov no pueda recordárnoslo. Claro que si la cabeza de Sergio Ramos, desafiando las leyes físicas, marca un gol de esas hechuras, pues...
Por encima de todo, esta final española tiene que ser un auténtico disfrute para los amantes de este deporte, que, para gran número de ellos, es un culto.
Mas, ante todo y sobre todo, que haya deportividad. ¡Qué gane el que lícitamente marque más goles! Así de simple tenemos que verlo.
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