Ese rato
La medida del tiempo es un achaparrado guaje de Avilés saltando en Japón. Es la misma persona, hecha paisano, sosteniendo una mirada sobre el techo de una habitación cuando en lo más oscuro hay una oscuridad aún mayor. Es lo que dura un salto de 8,56 metros que nos hace pasar un rato inolvidable. Y son esos instantes, imposibles de medir en tiempo, los que te hacen inmortal. ¿Cómo se mide en tiempo lo que tú llamas salto y nosotros volar? ¿Cuánto duró tu último salto? La vida pone límites incluso a aquellos que han doblado sus cuatro esquinas. Debiste recordar, antes de coger ese inefable impulso, que la oscuridad más profunda siempre precede al alba, que en el fondo del abismo siempre se puede encontrar una pista de atletismo. Pero ese rato, ese ratín que nos diste, a nosotros nos durará siempre.
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