El día de bueyes del conocimiento en Belén (Valdés)
A medida que el sector industrial desarrolla modelos robotizados generando desempleo en la ciudad se irá facilitando la creación de otros modelos de actividad y producción en el campo. La propia gestión y mantenimiento de fábricas flexibles robotizadas se hará por medio de técnicos cualificados que vivirán en ese medio rural en el que realizarán, además, otras actividades respetuosas con el entorno, y no serán de elaboración artesanal, sino robotizada. Esto daría lugar a un proceso de mejora de la calidad de la vida de las personas y, también, de una deslocalización industrial distribuida por el medio rural. Sería como el antiguo concepto de producción en isla al que ahora llaman: Sistemas Antropomórficos de Producción SAP (APS), pero desde el campo. Así que, a través de una plataforma comercializadora común en la red (quizá pública) se llevaría a cabo toda una hibridación económica: agrícola, hostelera, artística, artesana, etcétera. Más el teletrabajo altamente cualificado que realizarían estos profesionales a través de las TICs en lugares lejanos. Quizá hibridando actividades entre el propio campo y la ciudad; turnando su vida rural con otro servicio urbanita, por ejemplo: un médico, formando equipo con otro, turnándose en algo tan necesario como pueda ser el trabajo en un hospital, con otro en el campo. Se utilizarían medios de transporte de baja contaminación, volvería la tracción animal con carros de duro-aluminio y dirigibles de motores eléctricos (drones helio-cibernéticos) para el transporte de toneladas de mercancías (aparte del peso de sus baterías). ¿Podríamos diseñar, desarrollar, fabricar y comercializar estos dirigibles para uso interno y externo? La prisa (que no es urgente) estresa y mata; las urgencias (con helicópteros) se salvan. ¿Cómo sería la vida de un profesor universitario instalado en el medio rural con un aula provista de TICs, capaz de establecer una dinámica de grupos con alumnos de todo el mundo (webcam y pizarra-electrónica incluidas)? En ese idílico lugar habría tutorías presenciales a alumnos instalados en un albergue cercano (todo estaría cercano). Mientras, en el campus urbanita permanecerían los robotizados equipos de investigación que se podrían seguir y manipular de forma remota desde allí. «La milla del conocimiento» (con sus horarios y atascos) ya es un concepto caduco y anticuado ante el día de bueyes del conocimiento; la milla sólo perpetúa el modelo bandada de gansos. Mientras, la bandada de estorninos vuela ya, y se va a comer en bici a un recóndito lugar provisto de mesas de madera junto al río para, así, al sol del almuerzo en la recogida penumbra del viento, como creativos que son, permitirse pensamientos, que saltan como ardillas de rama en rama, en pos de la innovación. Por mucho que no quieran verlo los jefes de las bandadas de gansos, la revolución digital y social de los estorninos, con su vuelo ágil y líderes circunstanciales, alternativos, autónomos y adaptativos: triunfará. No sabemos aún cuándo, ni qué precio se pagará, pero será distinto.
En Belén (Valdés) ya la armaron reformando sus antiguas escuelas para que sea posible. Claro que únicamente será posible si la Uniovi y las Ingenierías dejan de discutir, lo ven, y cooperan habilitándolo todo con las TICs pertinentes.
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