Carta de despedida Canteira
Querido amigo José María Antón Magadán:
El 23 de abril nos dejaste para siempre, sin poder despedirme de ti, dejándome un vacío tan grande que nadie ni nada jamás podrán llenar.
Eras amable, gran persona, gran maestro y consejero. Aún recuerdo aquellos años de mi infancia, cuando los domingos en la catequesis tú nos enseñabas y nos dabas buenos consejos a seguir en la vida, aunque de vez en cuando y con mucha razón nos dabas algún coscorrón cuando nos portábamos mal, porque nos lo merecíamos.
Quiero que sepas, querido amigo (porque sí, porque eras un gran amigo), que donde quiera que estés, rodeado de personas buenas como tú, siempre tendrás un lugar muy grande dentro de mi corazón.
Hasta siempre, descansa en paz, amigo del alma.
Andrea Díaz Fernández
Boal (Asturias)
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