El que ni mira ni ve
Los imperios de la mar proclaman la desigual libertad en democracia; los de la tierra, la igualitaria dominación en dictadura. Tras la Segunda Guerra Mundial se establece el Consejo de Seguridad de la ONU con sus naciones vencedoras: Inglaterra, USA, Francia (de la mar), China y Rusia (de la tierra), para mirar de ver que se pueden hacer. El mundo no está seguro y, el que ni mira ni ve, no es nadie.
Inglaterra mira a: Canadá, USA, Australia, Nueva Zelanda y algo a Sudáfrica. Francia mira también a: Canadá, Marruecos y un poco a Argelia. USA mira a Japón y China a través del Pacífico, mientras que Canadá y México la miran a ella, que, sin disimulos, mira a la UE y a su portaaviones en el desierto: Israel. China mira a Australia y a los conos sur de África y Sudamérica, pero también le gusta mirar a la península Ibérica. Rusia se mira a sí misma y vigila su extenso entorno con Siria y Egipto (en standby) como navíos amigos en la gran mar de arena. Fuera ya del Consejo de Seguridad: el vencido Japón mira a Australia, USA, y al Sudeste Asiático, mientras deja que Corea del Sur le mire a él, que no pierde de vista la UE. La vencida Alemania mira al Este, a la par que procura controlar la UE. Mientras, el sur de la UE ni mira su Mediterráneo, y, la miope península Ibérica, ni ve Sudamérica. Por último: el Pacífico y el Índico se llenan de miradas, mientras los desiertos, con revueltas y miserias, desean la pesca del salmón con dinero y fe.
Urge que la UE se transforme políticamente en una Confederación de Estados Europeos con una ciudadanía única: la europea. Y, en lo económico, que amplíe acuerdos preferenciales con todos los países costeros del Mediterráneo y del Mar Negro (incluida Rusia). Creándose así, aguas arriba, una gran zona planetaria; y, aguas abajo, se deben constituir las eurorregiones. Como la recién creada Oeste-Ibérica de la que informan que está formada por: Portugal Centro y Norte, Castilla y León, Galicia y Asturias. Aunque desconozco cualquier otra eurorregión o proceso de creación de las mismas, propondría estas otras: una grande Centro-Ibérica formada por: Portugal Sur, Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha, Aragón y Murcia. Luego, en cooperación con Francia, estarían la Norte-Ibérica formada por: Euskadi, Navarra y La Aquitania francesa (Cantabria y La Rioja deberían decidir a cuál pertenece), junto con la Este-Ibérica con: Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares y el Languedoc Roussillón. Por último, la Sur-Ibérica con: Andalucía, Ceuta, Melilla y Canarias, se completaría el cuadro. Las eurorregiones se subdividirían en euromunicipios (antiguas provincias) con sus pedanías (los antiguos municipios). Con el tiempo, si se constituye un Estado único europeo, éste se subdividiría exclusivamente en eurorregiones. Cualquier otro absurdo (si es que esto es un absurdo) sería eso: otro absurdo. España debería tender rápidamente (trastocando políticos por funcionarios y nacionalismos por racionalidad) a ser cinco autonomías: La Oeste, La Norte, La Centro, La Este y La Sur; con cincuenta macromunicipalidades, Ceuta y Melilla.
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