España, paro y pobreza

España es el segundo país europeo, por detrás de Grecia, que menor capacidad tiene para atajar la pobreza infantil a través de sus ayudas sociales. Eso es lo que ha afirmado rotundamente el director general de la Fundación Save the Children, Andrés Conde, al presentar hace unos días el documento Pobreza infantil y exclusión en Europa.

Más de seis regiones españolas (Andalucía, Ceuta, Melilla, Canarias, Extremadura y Murcia) y dos griegas (Macedonia Central y Occidental), lideran el top ten de más paro en Europa.

Estos datos del desempleo en España triplican la media europea, y colocan a nuestro país en una situación bochornosa en la creación de empleo. Pero peores son aún estas cifras si consideramos el paro juvenil que llega hasta números escandalosos, situándose España, su marca, a la cabeza entre todos los países de la UE.

Estos datos, crueles y tozudos, contrastan con los dados por el Gobierno de Mariano Rajoy sobre la falsa recuperación económica en España. Dejan en ridículo las declaraciones de los ministros peperos Montoro, De Guindos y Báñez, sobre la previsiones del empleo. Según criterio de los expertos analistas europeos seguirán esas tasas alarmantes hasta más allá del 2020.

Además, las decisiones del PP, rancias y nada creativas, han dejado a España medio arruinada, con un paro disparado, con más de cinco millones de desempleados. El endeudamiento del sector de las administraciones públicas está ya por encima del 96% del PIB, y se prevé que a finales de 2014 alcance el 99% de deuda pública. No existe casi inversión empresarial y pública; se han cerrado numerosas pequeñas y medianas empresas; se ha perdido el poder adquisitivo de las pensiones; los salarios se desinflan; suben los impuestos; tenemos muy baja la inflación y nos acercamos a una peligrosa deflación. Por si esto fuera poco, tenemos una pobreza infantil vergonzosa: somos el segundo país europeo, después de Rumanía, con más pobreza infantil.

Los esfuerzos del rey Juan Carlos, como eximio agente comercial, en un viaje relámpago de negocios en busca de inversiones, gracias a sus amiguetes en los Emiratos Árabes y Kuwait, son fruto de la desesperación. Por otro lado, de conseguir de esa forma contratos por millones de dólares o dirhams- estaríamos vendiendo nuestro país a los árabes. Y esto solo beneficiaría a las oligarquías económicas, a cuatro grandes empresas españolas -sic, cuatro-, y no a los medianos, pequeños empresarios ni a nosotros ciudadanos. Esas transacciones y contratas ambiciosos planes de infraestructuras, industriales y de Defensa para las firmas de élite españolas- no afectarían en nada a la economía real, a pie de calle.

El Gobierno del PP cacarea que crea puestos de trabajo, pero todos sabemos que los pocos que se generan se destruyen muchos más- son temporales, en precario, vamos, lo que llamamos contratos basura.

Todos los expertos reclaman una reforma de incentivos en el mercado laboral y en las fórmulas de contratación. Todos exigimos, excepto los gobernantes del PP, un profundo cambio en las políticas sociales y económicas. Y bien harían los aspirantes a ser diputados europeos el 25 de mayo en agarrarse los machos en estos temas y reclamar más colaboración del Gobierno de Rajoy, y de los sindicatos, que muchas veces esconden la cabeza debajo del ala y se escaquean.

Pero el último informe de la organización Save the Children -nada sospechosa de ideología izquierdista- va más allá, y es demoledor: uno de cada tres niños españoles, es decir, dos millones ochocientos mil niños españoles, viven en riesgo de pobreza y exclusión social, sin atender sus necesidades sociales más básicas y perentorias. Y existe un informe de la ONU (Cambio Climático 2014) demostrando que más del 17% de los hogares españoles sufren también pobreza energética. En el invierno pasado ha habido más de 9.700 muertes prematuras por esta causa, al no poder pagar el consumo de energía. Parece un amarga pesadilla, pero que se repite ya en exceso con la crisis: los ricos, en España y en Europa, son cada vez más ricos las altas compañías, las grandes fortunas, los oligarcas-, y los pobres están cada vez más hundidos en la miseria. Parece que casi nadie reacciona, pero la crisis en España se ha cebado especialmente con los que menos tienen, y está aproximando a cientos de miles de españoles a vivencias extremas de pobreza.

Hace pocos días, en la vecina Comunidad Valenciana, la ministra Fátima Báñez declaró que la recuperación "va sobre ruedas" y que España "lidera la bajada del desempleo, apreciándose bien los resultados de la reforma laboral". Este discurso parece sacado de un film de los hermanos Marx, por el sarcasmo que nos produce. ¿Vivirá en España la ministra Fátima? ¿Saldrá alguna vez de su despacho y caminará por la calles, por los polígonos industriales, por las barriadas, o por las oficinas del paro?

El Gobierno del PP sigue realizando maniobras de distracción para que no apreciemos su estrepitosa gestión y su tapada corrupción. Esperemos que esto sea por poco tiempo (la gobernanza del PP), que es la mínima esperanza que nos queda en este país.