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Se vuelve a hablar y escribir sobre don Valentín de Lillo

20 de Mayo del 2014 - Guillermo Fernández Lorenzo (Moreda de Aller)

Asistimos el pasado lunes día 12 de mayo, en la Casa de Cultura de Moreda, al acto de presentación del libro "Cuérigo de mi raíz y mi semilla", cuyo autor, Arcadio Alonso, nos hablaría del terrible silencio que se cierne sobre las zonas rurales, con pueblos que tienen unas señas de identidad y una voz propia que los definen.

También, ya casi finalizada la presentación de este libro, nos anunció su inmediata dedicación al trabajo sobre otro, en el que tocaría varios temas sobre los latidos íntimos de la aldea allerana, y en el que incluiría la figura olvidada de don Valentín de Lillo y Hevia, párroco que fue de Vega, una figura allerana de gran valor y que no está reconocida en su enorme valía.

De esa persona nos habló siempre muy bien Ricardo Luis Arias:

–Fue un sabio y un santo. Las gentes de Aller ignoran quién fue, porque ninguno de los que pudieron hacerlo dieron a conocer a sus hechos y sus obras, tanto literarias como de investigación histórica y su altruismo –a pesar de su pobreza–, con los pobres, ya fuesen de su parroquia de San Martín o foráneos.

Un sabio modesto; tan modesto que no gustaba nunca de escuchar palabras ensalzadas de su obra y de su persona.

Sus obras, en verdad, con una profundidad de pensamiento y con una brillantez de estilo encomiables, hacen de él un filósofo y un gran escritor.

Lamentamos –en realidad, molesta– la preterición en que se viene teniendo a este preclaro personaje allerano.

Un busto en los jardines del Ayuntamiento de Aller, en Cabañaquinta, o tan siquiera una calle en alguno de los pueblos del concejo, sería ya un reconocimiento, declinando, puesto que seguramente les parecería demasiado, el denominar al pueblo que le vio de sacerdote por más de cincuenta años, Vega de don Valentín, como siempre soñó su amigo Ricardo Luis Arias.

Quizás una de las razones por las que se mantiene en penumbra a esta figura señera de Aller sea la que, en la presentación del libro que comentamos, y en el coloquio final, expuso un asistente vecino de Cuérigo:

–No se le tuvo ni se le tendrá en cuenta mientras sigan así las cosas, por la sencilla razón de que fue cura.

Tristeza de España.

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