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Atentado contra el Montepío

10 de Agosto del 2009 - Julio Rico Mangas (Mieres)

El pasado día 29 de junio, en la sección de "Cartas al director", se publicó la carta bajo el título «Montepío. ¿Expulsar a quién?». Y como entiendo que ese medio de comunicación es lo suficientemente serio y pretende en todo momento trasladar a la opinión pública la verdad de los hechos acaecidos, permítame con la publicación de esta carta relatar la verdad de este caso, dándome la misma oportunidad que se les dio con anterioridad a otros.

En primer lugar, muchos de los socios del Montepío y Mutualidad de la Minería Asturiana hemos leído atónitos la carta difamatoria del «señor» Florentino Fuente Álvarez, que sin ningún conocimiento, como así lo demuestra, relata y vierte una serie de imprecisiones y acusaciones hacia la dirección del Montepío desde el más absoluto desconocimiento, con utilización mezquina y malévola de las palabras.

El pasado día 26 de junio de 2009, se celebró la asamblea anual y pública del Montepío en el Auditorio de Oviedo. El citado señor, por considerarlo así, asistió a la misma y escuchó, como todos los que asistimos, las explicaciones realizadas por el presidente, auditores y asesores técnicos de la Mutualidad con respecto a la gestión y estado de cuentas del año 2008, gestión que fue aprobada por unanimidad, con una sola abstención, la del citado «señor», que, sin embargo, pese a esa abstención, tuvo la oportunidad de intervenir para dar la opinión que días después vertió en "Cartas al director", pero no lo hizo, escudándose en la cobardía que le caracteriza. Con la táctica de avestruz, prefirió esconderse detrás de una carta que había escrito al dictado, antes incluso de la asamblea, siguiendo consignas de esos cobardes que no quieren dar la cara en los lugares en los que se les brinda la oportunidad de poder hacerlo. ¿Qué opinión puede tenerse de personas de este tipo, que obran con nocturnidad y alevosía, con el único objeto de calumniar y hacer daño?

Con respecto a los presuntos integrantes de la plataforma de afectados, que en la actualidad son dos, según se pudo comprobar en la asamblea, creo que su expulsión es más que justa, dado que ellos eran «los golpistas» que en 2003 trataron de desestabilizar al Montepío con la plataforma y el juicio paralelo abierto en este medio de comunicación, sin esperar a los juzgados. Golpistas porque lo que querían era forzar la dimisión de la anterior dirección, vertiendo todo tipo de acusaciones infundadas sin escrúpulos ni respeto hacia los dirigentes sindicales que entonces estaban al frente de la entidad, para ellos tomar sus puestos en la comisión regional. No era infundado pensar en marchas, porque sabían que muchos sindicalistas estaban por compromiso personal y a nadie le gusta soportar infamias gratuitamente. Aunque tuvo que pasar más de un lustro, afortunadamente la justicia se encargó en desmentirlo todo con el archivo definitivo del proceso judicial abierto, abortando así el verdadero objetivo final: una operación inmobiliaria de los denominados críticos, que buscaban ser ellos los que, antes de la compra del hotel de Roquetas de Mar, se hicieran con los apartamentos sobrantes de Murcia a bajo coste. Ése era su verdadero negocio, por suerte frustrado.

Lo que es vergonzoso es que haya personas como el señor Fuente que aún sigan el juego oscuro de estos críticos. ¿Cómo es posible que alguien que se considera afiliado a un sindicato de clase realice estas manifestaciones? Máxime cuando sabe que el sindicato al que él dice pertenecer en su día adoptó las medidas disciplinarias oportunas con aquellos que intentaron desprestigiar al Montepío.

Por último, y como reflexión, una vez que la justicia se ha pronunciado y se ha reconocido que el Montepío en 2003 realiza correctamente las operaciones relacionadas en el caso de las urbanizaciones de Murcia y Almería, sería conveniente preguntarse, una vez que el Montepío va a solicitar indemnización para la institución: ¿quién resarcirá de todo lo que pasaron los miembros de la dirección acusados impunemente y que tanto daño ha hecho a sus familias? ¿Alguien cree que existe dinero en el mundo que pueda compensar todo lo sufrido por los miembros de la dirección del Montepío y sus familias? Y si lo hubiera, ¿lo pagaría usted, «señor» Florentino?, o, en todo caso, ¿serían sus colegas de la plataforma, esos que le animan a escribir de supuestos pelotazos? ¿Podrían empezar por explicarles a todos aquellos mutualistas (muchos pensionistas con bajas pensiones) que de buena fe pusieron en 2003 dinero para tratar de esclarecer la basura con la que ustedes se inventaron todo lo del caso Montepío donde está ese dinero? No se sorprenda si ahora son esos mismos mutualistas los que levantan la mano para expulsarles tras saber las ventajas que ustedes querían tener por el hecho de ser críticos.

Por todo esto, considero como mutualista que sí existen motivos más que sobrados para que el presidente del Montepío, José Antonio Postigo, procede en base a la asamblea a los expedientes de expulsión contra los integrantes de la plataforma y también contra usted, «señor» Florentino, por atentar contra una entidad histórica, obrera, solidaria, a la que han calumniado y puesto en solfa gratuitamente ante todos los asturianos para buscar el beneficio egoísta de sus acólitos.

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