Estatuas, esculturas
Nada que decir en contra de ellas. Sí en contra de su proliferación por toda la ciudad, en este caso de Oviedo, en cualquier plaza, esquina, calle, delante del Campoamor, tres nada menos, de la Catedral, en la plaza del Fontán, en la de Porlier, en la de Trascorrales, en Milicias, en la Escandalera, eso sólo en un radio de ciudad, porque haberlas haylas por todos lados.
Y ahora una a "Rufo". Hombre, con todos mis respetos a los perros vagabundos o no, y todo mi cariño, pero es que ya es demasiado, vamos a tener que ir esquivándolas.
Y por qué no a un gato, que hay muchos, aunque no tengan nombre propio ni sean tan conocidos, o por qué no a cada alcalde de esta insigne ciudad, así en plan salón de plenos.
Y por qué no una a Manolín en medio de la calle Uría, o una de un buzón de correos, ya que han desaparecido de la faz de la tierra, o una en cada calle a alguien o algo característico de ella. Un poco de mesura, que parece esto un pastelón de ciudad.
A lo mejor vale más hacer un museo de esculturas al aire libre y juntarlas todas y dejar en cambio la ciudad libre de tanta cosita y más diáfana.
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