Ser una persona buena
Equivocarse es humano, rectificar es de sabios, y perdonar es divino. Por tal motivo nos hace ser libres de espíritu. Y nos acerca más al camino del amor.
Uno puede lamentar haber hablado, haber callado, haberse quedado, haberse marchado, haber perdido o haber gastado demasiado, pero a medida que transcurre la vida descubrirás que nunca lamentarás haber sido amable.
En esta vida para poder vivir felizmente tienes que dar un montón de amor.
El corazón es un cofre que se encuentra enterrado muy en el fondo del corazón, que es donde tenemos el más apreciado tesoro de una vida feliz.
Nunca se puede permitir que un malentendido, discusión e incluso odio acabe con una gran amistad.
Los derechos no deben preocuparnos tanto como para que te olvides de los modales. Y es que donde hay amor, no hay temor. Donde hay temor, no hay amor.
Donde faltan la sencillez, la bondad y la generosidad no hay grandeza.
Pienso que desde luego hay personas que saben el precio de todo, pero no conocen el valor de nada.
Por tal motivo, digo que errar es de humanos. Pedir perdón, decir la verdad sin hacer daño a otras personas, solucionar cuentas pendientes, ser valientes y confesar aquello que sabes que les está haciendo daño a otras personas eso es ser una buena persona.
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