Del Estado del bienestar al milagro de sobrevivir
Recientemente el Rey de España exhortó en Barcelona a cumplir y proteger la Constitución española. Difícil tarea nos impone el Monarca cuando el mismísimo Gobierno de la nación la incumple sistemáticamente:
Título I, artículo 35.–Derecho al trabajo y a una remuneración digna.
Título I, artículo 47.–Derecho a vivienda digna.
Título I, artículo 27.–Derecho a la educación libre y gratuita.
Título I, artículo 31.–Sistema tributario justo y progresivo.
Título I, artículo 39.–Los poderes públicos asegurarán la protección social, económica y jurídica de la familia.
Título I, artículo 43.–Derecho a la protección de la salud...
Título I, artículo 49.–Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos.
Título I, artículos 40, 44, etcétera.
Comenzó el PSOE y remata el PP, nos han despojado de bienes, derechos y servicios, y ahora pretenden limitar nuestra libertad con una nueva ley de seguridad, amparándose en los desmanes de unos pocos pretenden amordazarnos a todos.
No solamente debemos tolerar que se juegue con nuestro destino mediante una especulación financiera que provoca crisis imaginarias con el único fin de obtener beneficios rápidos y desorbitados, ahora, además, debemos consentir que se especule con nuestros valores, con nuestras vidas.
Habrá que pedir cuentas del motivo que ha llevado a los poderes económicos y sociales a condenar a la miseria a millones de compatriotas, porque al común de los mortales no nos sirven las cifras macroeconómicas que hablan de recuperación, de crecimientos, nos conformamos con que no nos aumenten los precios de los productos básicos, nosotros vivimos el día a día intentando llegar a final de mes alimentados y sanos.
Se rescata a los que provocaron este enorme fiasco y se despoja de lo indispensable a los más desvalidos. Es la historia de la humanidad, que se repite cíclicamente, unos pocos se reparten los beneficios que por justicia les corresponden a la mayoría, una vez humillada y vencida.
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