¿Trabajo improductivo o productivo?
El edil del Ayuntamiento de Oviedo señor Rivi escenifica bien su estrategia política desde que comparte pescante con el cochero. No hace mucho utilizó el altar de la iglesia de Loriana rodeado de concejales. Ahora LA NUEVA ESPAÑA (16 de mayo, página 6) le fotografía para los anales del marketing. Salón de plenos. El Alcalde, a su izquierda; a ambos lados, fuerzas sindicales y de la patronal, palmeros detrás; sobre la mesa, portafirmas de piel con los acuerdos e, iluminándolo todo, la sonrisa del promotor triunfante. No era para menos. El mercado se abastecía con unos 75 puestos de trabajo gracias a sus reflejos y generosidad.
Pero desbrocemos. El creador ofrece 75 puestos de trabajo mediante una subvención del Ayuntamiento de 1,85 millones de euros (trescientos siete millones de pesetas) o, dicho de otra forma, 24.600 euros por cabeza (cuatro millones cien mil pesetas), vinculando la mayoría de la dádiva a trabajos sociales dependientes de algunas ONG y el resto a cursos de formación. Con este carburante se pone en marcha el plan "Oviedo trabaja", anhelado por el señor Rivi, quien afirmaba: "Han tenido que pasar 35 años de democracia para que Oviedo tenga un plan como éste". Le felicito, y a la vez le recomiendo vigilancia por si tanta antigüedad ha agujereado las conducciones, se pierde el tuétano por el camino y arruina su debut empresarial.
La firma es sagrada, el acuerdo se ha de respetar, sobremanera si evita turbulencias y ayuda al necesitado. Pero, señor alcalde, ¿no es mucho dinero para 75 puestos de trabajo improductivo? Ni que fuese de "pólvora del Rey", en vez de los contribuyentes. Señor, 75 puestos de trabajo productivo (y más) los tiene al alcance de la mano gratis y agradecidos. Le basta con agilizar la reparcelación del suelo rural del concejo. Me considero francotirador de este movimiento, en ayuda, también, de la Asociación de Vecinos de Sograndio, que, en abril de 2008 (ya van 6 años y los que faltan) presentó en el Ayuntamiento documentación suficiente con el fin de recalificar terreno para construir entre sesenta y cien viviendas unifamiliares. El 27 de diciembre de 2011 aprueban un plan mezquino, pero es algo, que se pelotea con la CUOTA, una de tantas fórmulas para desviar culpas entre organismos, sean de la vivienda u otros, sin resultado por ahora.
Obsesionado con el desperdicio de trabajo por la irritante obstrucción administrativa, le he felicitado, señor alcalde, el 25 de septiembre de 2013 (registro de entrada número 77236), por el entusiasmo que demostraba con el "turismo religioso", imponente nicho laboral para Oviedo y la región, y le recordaba el que ofrece toda la zona rural del concejo si la sacan del enzanco en que se halla. No he tenido acuse de recibo.
Que la zona rural es apetecida lo demuestro con hechos. La propietaria de dos fincas en Sograndio, bien situadas y con servicios, las tiene en venta. Una de 8.700 m.² (polígono 61, parcela 182) y otra de 6.400 m.² (polígono 64, parcela 259). Ha recibido 22 llamadas. Expurgadas las de curiosos, pueden quedar quince serias. Las desechan, sin entrar a discutir precio, porque, aunque se puede edificar una vivienda unifamiliar en cada una de ellas, desean parcelas cómodas para vivir y no para cultivo. Total, quince construcciones de viviendas fallidas, 75 personas directas (media de cinco por vivienda) que no saldrán del paro por culpa de la Administración. Añádase el "otro paro": movimiento, alegría, transacciones, permisos, IBI, consumo, etcétera; además de potenciar la zona rural y la contención del degradado medio ambiente, opuesto al perverso paroxismo ecologista. Pero como las cosas de "palacio van despacio" (¿cuánto se tarda en facilitar permisos o licencias para obras, apertura de locales, etcétera?), pues a esperar noticias, como la que motivó este escrito. Felicito de nuevo al señor Rivi, que, a su manera, denuncia la mala praxis, por no decir conciencia, política, empecinada en objetar, intervenir, frenar cuanto beneficie limpiamente al ciudadano. En este caso se halla el goteo de trabajo productivo al que aludo. Para colmo, sin subvención.
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