Inauguración en Tapia de Casariego
Recientemente, contando con la presencia del Presidente del Principado de Asturias don Vicente Álvarez Areces, se celebró la inauguración de las obras de adecuación interior llevada a cabo en el Ayuntamiento de Tapia de Casariego. A dicho acto, aparte de muchos de los vecinos del concejo, asistieron algunos miembros del Gobierno del Principado, algún que otro diputado regional de diferentes partidos políticos, alcaldes de los concejos limítrofes, la totalidad de la Corporación municipal y, como no podía ser de otra manera y actuando de anfitrión, el alcalde de Tapia don Gervasio Acevedo Fernández. El acto se celebró con total normalidad y tras los discursos de las autoridades presentes, se procedió a la firma del convenio entre el Principado y el Ayuntamiento, que permite dar comienzo a las obras del tan esperado polideportivo municipal.
Lo que nos apena es que esta inauguración no coincidiese con la del polideportivo porque también así veríamos cumplido un sueño y podríamos sumarnos a las celebraciones alumnos, alumnas y profesores de Educación Física del Instituto de Tapia que, bien provistos de paraguas y algún que otro chubasquero por el diluvio que caía, aprovecharíamos para impartir la primera clase en la nueva instalación. Y una vez terminada, otra vez en caravana de regreso al centro y cada cual a lo suyo: unos a por la segunda remesa de alumnos y alumnas a impartir la siguiente clase, esta vez ya sin audiencia, a mojarse un poco más y a dar gracias por no tener que lamentar ninguna desgracia personal ocurrida durante el desplazamiento que supone cruzar la antigua carretera general; otros, bajo cubierta, a disfrutar del vinito español correspondiente en estos casos, y de alguna que otra tapita de pollo al ajillo (que dicho sea de paso como en La Terraza en ningún sitio) y, entre vinito y vinito, comentarios del tipo: «si se mojan, que se mojen, que son jóvenes y están fuertes, y si no que se lleven los paraguas, que son cómodos, muy ligeros y además salen baratos», y todos tan contentos.
Desde luego los alumnos y las alumnas no están nada contentos. Si también ellos estuvieran bajo cubierta en la propia instalación del IES no se mojarían ni pasarían frío, evitarían el riesgo de atropello durante el desplazamiento, no perderían más de 10 minutos de sus clases en el camino y podrían recibir las mismas con total normalidad; entonces sí que se podría decir que todos muy contentos.
Las administraciones no atienden ni entienden la necesidad que tenemos de que se cubra la cancha del IES. Su pasividad o incluso su negativa parte de argumentos como que la instalación restará prestigio al edificio, que se dañará irreparablemente la fachada, que causará impacto ambiental o que, simplemente las normas urbanísticas de Tapia no lo permiten. Nosotros nos preguntamos si con un poco de voluntad política no habría forma de hacer las cosas bien superando estos inconvenientes, porque sin descuidar la estética del edificio, se debería primar su funcionalidad. Hay quien va más lejos y sugiere la conveniencia de utilizar instalaciones deportivas próximas al centro, como si en el pueblo existiese alguna, o las clases de Educación Física se limitaran a ir a jugar un partido de fútbol entre amigos. Si fuese así entonces un día iríamos a la Xungueira a hacer un poco de footing, otro día al polideportivo de Barres a jugar un partidillo de fútbol sala y hasta podríamos acercarnos a la piscina de Ribadeo a dar unas cuantas brazadas por poner algún ejemplo. Pero les podemos asegurar que ni es ni se puede ser así. Los colegas de la profesión y los que tengan un poco de memoria recordarán que en tiempos pasados la clase de «gimnasia» era la hora de ir a pasar el rato, la eterna «maría» de la enseñanza, la hora de aprovechar para hacer otras cosas consideradas «más importantes». Parte de este problema que planteamos reside aquí, porque hay quien piensa todavía que las clases de Educación Física se limitan a ir a echar un partidillo, a pasar un rato entreteniendo a los chavales o a llevarlos de vez en cuando de excursión, siendo totalmente ajenos a la realidad en la que vivimos. Sólo así se explican razonamientos como «nun sabemos de qué se queixan esos. Siempre se fixo gimnasia nese patio y que se sepa nun morreo naide por moyarse nin tampouco pol frío». Razonamiento espartano que entendemos absolutamente retrógrado e inmovilista.
Esta asignatura es una más del sistema educativo y, como tal, requiere el mismo tratamiento y respeto que cualquier otra. Nadie se imagina la clase de Lengua en el parque, con el viento que se lleva los papeles, las gaviotas cagando sobre alumnos y profesores, algún transeúnte que increpa a «Manolín» porque «burro» se escribe con «b» y no con «v» y, entre tanto, todos más pendientes de esquivar las losas que caen de los tejados a causa del viento que de las explicaciones que da el profesor. Es por tanto una necesidad imperativa que se dote al instituto de Tapia de las instalaciones necesarias para poder impartir nuestras clases con un mínimo de normalidad y desarrollar el programa establecido en cada nivel educativo por la Consejería de Educación, que es de obligado cumplimiento.
La salida de aguas fecales, heces, compresas, etcétera, por el desbridamiento del sumidero situado en el centro de la cancha cuando llueve, y la pasividad de todos los estamentos responsables de solucionarlo requiere un tratamiento más amplio que hoy no vamos a abordar.
De no ser atendidas y solucionadas estas carencias llegará la hora de que ustedes, señores políticos regionales y locales, comiencen a plantearse la posibilidad de construir un nuevo instituto en Tapia con todos los problemas que esto pueda acarrear. Su ubicación, financiación, la posibilidad de que otros lo pretendan para sí y la reacción de la gente del pueblo, entre otros, serían aspectos muy importantes a tener en cuenta antes de cualquier actuación.
Sabemos que se trata de una prueba de resistencia en la que no podemos ni debemos abandonar. Seguiremos denunciando y reivindicando lo que consideramos justo con la esperanza de sensibilizar a todos los que tienen en sus manos la solución a este problema que ya se alarga demasiado.
José Antonio Rodríguez Martínez y Luis García Alonso, profesores de Educación Física del IES "Marqués de Casariego" de Tapia de Casariego
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