Gonzalo Mieres
De Gonzalo Mieres, por ser una persona tan conocida y querida, se han dicho estos días tantas cosas que no creo poder añadir nada nuevo.
Sin embargo, tengo que decirlo, porque se lo debo.
Gonzalo era un hombre cariñoso, cordial, generoso, elegante y gentil.
Supo hacer felices a muchas personas subiéndolas a un escenario para que mostrasen su arte o poniendo en valor las cualidades de otras, para que tuviesen su minuto de gloria.
Estaba siempre dispuesto a tender su mano a quien la necesitase y escuchaba atentamente después de preguntarte “¿Cómo estás?”
Era una persona irreemplazable. Su iniciativa y su capacidad de trabajo eran tan importantes en el devenir de nuestra ciudad, que no sé cómo vamos a poder seguir caminando sin él.
Hoy me he puesto a desdoblar amarillentos papeles de periódico y se me amontonaron los recuerdos de los proyectos que juntos hicimos realidad, como el de pintar un plato que durante algunos años tanto trabajo y tantas satisfacciones nos proporcionó. Recordé la ayuda incalculable que me ofreció en todas mis exposiciones, siempre con el inestimable apoyo de Pili.
Me parece que fue ayer cuando, cenando un día en su casa, nos comunicó la nueva idea que bullía en su cabeza y a la que ya le había puesto el nombre de “Bravo asturianismo”.
Más de veinte años de amistad sincera me capacitan para atestiguar la gran persona que era.
Hoy despedimos a Gonzalo como se merecía, cubierto de flores en un multitudinario funeral. Con oraciones, cánticos y calurosos aplausos como los que él tantas veces pidió para los demás.
Su hija Melisa nos hizo llorar con sus palabras quebradas por el llanto. Nos emocionó oír y ver a su nieto solo ante el altar despidiendo al abuelo con la música de su gaita.
Ni el mismo Gonzalo habría podido diseñar una ceremonia tan sincera y emotiva como la que tuvo en su despedida.
Sabemos que nadie se muere del todo mientras alguien siga recordándolo. Y Gonzalo va a seguir vivo porque ni su admirable familia ni los que tuvimos la suerte de contarnos entre sus amigos lo vamos a olvidar nunca.
Pura Fresno Sánchez
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