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Cuidados paliativos, el fracaso asumido de una profesión

18 de Junio del 2014 - José Viñas García (Oviedo)

Debiera quedar claro para todos que la parte primordial de nuestra Sanidad Publica debiera ser el Paciente. Solo por él, se puede interpretar este armatoste financiado con mucho sacrificio con impuestos de todos.

Los profesionales y empleados de nuestra Sanidad son parte secundaria al servicio de los enfermos, algo que muchos interpretan erradamente creyéndose los amos de un cortijo, que no lo es. Podríamos decir que son los mecánicos de nuestro cuerpo y mente casi nada- por eso tenemos que exigirles más sensibilidad, diligencia, dedicación y compromiso con arreglo a su código deontológico, y no dar por bueno los martillazos de cualquier chapista que nos toque en suerte. Digo esto porque creo que nuestra Sanidad mejorada en infraestructuras, tecnología y medios de todo tipo, queda al margen de profesionales que deben hacer uso de los mismos en beneficio del Paciente. Es una profesión que eligieron ellos mismos, y que por supuesto es tremendamente ingrata en muchos momentos y viceversa cuando dan todo lo que debieran aunque los resultados no sean positivos. A estos últimos nada que objetar, si me lo permiten se aprecia en muchos dejadez, desidia y cansancio, como acostumbrados demasiado al fracaso. Solo plasmo una experiencia que seguro será compartida por muchos que la sufrieron, podría relatar alguna más muy parecida sobre lo asumido que se tienen los fracasos en nuestra Sanidad, solo espero que no sea por razones económicas, porque de ser así estos profesionales debieran cesar en esta profesión de inmediato.

Un familiar querido murió después de que un mes antes de que le detectaran un cáncer, el especialista con toda clase de pruebas y análisis le dijera en consulta que todo estaba perfecto, solo necesitaba operarse de piedras en la vesícula, cuando llevaba como cinco años quejándose de dolores en el vientre haciendo pruebas de todo tipo ustedes mismos- Después ocurrieron situaciones desgarradoras para todos que mejor no rememorar, todas relacionadas con ese fracaso general asumido que aprecias en profesionales cuando dejan todo en manos de protocolos contrarios a su Juramento Hipocrático y código deontológico cuando deciden que una enfermedad es terminal, concluyendo ya no luchar por curar y salvar la vida de un paciente. Al igual que haría un mal mecánico que le llevas el coche varias veces, te lo revisa, le cambia las piezas que él dispuso y un buen día después de gastarte un dineral te dice que los lleves al desguace que no merece la pena gastar más en él; así tratan a las personas cuando un protocolo cataloga enfermedad terminal, nada de pelear hasta el último instante por su vida, la trasladan al desguace (cuidados paliativos) y punto -como si una misma enfermedad se comportara de igual forma en todas las personas- ya te puedes poner como quieras, que ese será el destino, un lugar anacrónico y reconocido por todos, incluso -y aquí está la crueldad personificada- por los pacientes que allí son destinados, cuando van camino de allí en la grúa (ambulancia) ¿Qué no les pasará por la cabeza? eso, que los profesionales se rindieron en su saber y estar y le llevan al desguace en vida. No sé si algún profesional se paró a pensar si fuera su hija la que en esa situación estuviera, debieran solo dejar esos cuidados paliativos para personas con demencias, las mentes conscientes deben morir pensando que su médico está luchando hasta el último instante porque sane en cualquier habitación del hospital que no se asocie con la muerte segura. Solo quien paso por ello, sabe de qué hablo. Cuándo ese familiar te súplica que no le lleven allí, allí vio y acompaño a sus seres queridos y ahora le toca a ella, pero a diferencia de sus padres, ella es plenamente consciente ¿díganme si está bien semejante crueldad consentida por todos?

Siento enormemente decirlo, pero confió muy poco en los profesionales de nuestra Sanidad cuando la enfermedad es crónica o tiene una trayectoria grave, observo que sucumben fácilmente, asumiendo ese fracaso profesional y abandonan al enfermo justificándose a sí mismos y a su conciencia por protocolos improcedentes -Lo fácil es sencillo para todos- el buen especialista es quien da entender en teoría y en la práctica que sabe de qué va el tema, que lleva al limite su código deontológico, luchando por curar hasta el final, sin recurrir a panfletos redactados por insensibles sujetos.

Claro que existen buenísimos y responsables profesionales, para ellos toda mi consideración, sintiendo que con su silencio permitan a estos fracasados e insensibles acogerse a protocolos. Mis respetos para tamaña profesión, sé que algunos llevan las enfermedades de sus pacientes como algo propio y les daña el corazón cuando no pueden sanar a alguien, quizás me tocaron a mí los únicos que hay peores.

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