Juicio al exalcalde pixueto
Se celebra un juicio contra Quico, el exalcalde de Cudillero, por supuesto delito de cohecho con los chiringuitos. Desde la perspectiva de vecino de este concejo -soy callealtero y no bajaba al bocho más que a llenarme de optimismo y comulgar de esa alegría y ganas de vivir que siempre tuvo la villa pixueta, ahora ya menos, porque estos escándalos y rijosidades parecen habernos arrebatado la sonrisa-, he de decir que, siguiendo la tradición española de contar con buenos alcaldes pero pésimos políticos, en Madrid el antiguo primer edil fue un excelente alcalde. Hizo grandes obras de infraestructura, promocionó la excelencia turística, estaba cerca del pueblo que siempre lo ha querido.
¿Qué son 300.000 pesetas por unas casetas? El asunto, a ojo de buen cubero, y yo no soy jurista, sino periodista, paréceme una tormenta en una taza de té. Claro que en un sitio tan castigado por la lucha fratricida de nuestra Guerra Civil (el concejo estuvo situado en la demarcación fronteriza del frente Norte y se cometieron no pocos atropellos por ambos bandos) puede haber mar de fondo y las antiguas inquinas salieron a relucir.
Hay que acabar de una vez por todas con esos malos quereres y resentimientos; ésa era una de las funciones de la llamada "Memoria histórica", que se ha parcializado, a mi entender, y que regrese la paz, el buen tiento, la "alternancia" que proclamaba Clarín y, sobre todo, el perdón.
Estoy seguro de que Quico será exonerado de sus cargos por "parvedad de materia" y de que volverá a sonreír. Todas estas historias están minando su salud. Le deseo que se recupere para el bien común. Tanto juicio, tanto empapelamiento (el poder judicial sobrepuja al legislativo y al ejecutivo, mala cosa) no es bueno para el país. Olvidemos el pasado. Que no se defenestre a nadie desde un acantilado, que no se fusile a nadie y que no vuelvan los espectros de los enterrados en las fosas comunes de la playa de San Pedro a pasearse por la ribera. "Let bygones be bygones", que dicen los ingleses.
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