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Letizia reina de España

18 de Junio del 2014 - Antonio Parra Galindo (Cudillero)

Madre cómo está la política croan las ranas en el estanque con una voz desagradable como la del ministro de dineros Montoro, voznan los grajos y crotoran las cigüeñas contra la monarquía. Sin embargo este es un país viejo, concretamente el más antiguo de Europa. Habrá que echarse las cosas a la espalda y paciencia y barajar.

Particularmente me alegro de que la corona de España, pese a mis inclinaciones comuneras y republicanas, pose sobre la cabeza de una ovetense periodista e hija de un periodista, una muchacha hecha a sí misma, mujer de hoy, en la dura brega de esta España donde siempre hay una cucaña a la que subir. La poltronería nacional suele castigar a los audaces que se atreven a la escalada del mayo con los mordiscos de la envidia o el zurriago de la calumnia. Tampoco estoy muy de acuerdo con los adulones untuosos y toda esa parafernalia cortesana movilizada desde el mundo rosa y el incensario a toda la pastilla. Ellos hacen tanto daño como los otros. La virtud está en el medio; virtus in medio est que decía el clásico. Ni ditirambos ni insidias.

Ayer leí un artículo en el Telegraph londinense que me encandiló por su moderación y su sentido común. El comentarista se hacía en elogios hacia la belleza de doña Leticia su majestad sus maneras de reina aunque estas hayan tenido que ser asimiladas y aprendidas en régimen de choque y es que esta muchacha nacido en aquel Oviedín descrito por Dolores Medio viene de una ciudad que dio reinas en abundancia ilustres damas epítome del señorío.

Desde Adosinda la de Pravia, doña Gonterodo y doña Urraca hasta la última princesa de Asturias doña Cristina a la que llamaban la Chata, pasando por la última que no lo fue pero como si lo fuera doña Carmen Polo a la que también se criticaba porque a la alta sociedad local el comandantín les parecía poco partido aunque el matrimonio funcionó vaya si funcionó, yo siempre con mi Paco y lo que diga Paco, la mal llamada doña Collares hubo de enfrentarse a la contumelia viperina.

Mujer de gran belleza fue Gonterodo de quien se prendó Alfonso VII el emperador en una cacería por el valle de Aller y de aquella unión nacería la inefable doña Urraca. Muy galante debió de ser doña Urraca que abandonó a su marido el rey de de Castilla por un conde catalán y fue objeto de toda clase de burlas que la pusieron de p. para arriba. Su nombre anduvo en coplas que a los moros por dinero y a los cristianos de balde. Eso dijeron de la ovetense doña Urraca mujer de rompe y rasga.

La historia nos deja estas codas incandescentes que hoy, con lo que mudaron los tiempos en eso del sexto mandamiento, a muchos nos hacen sonreír. Me gustó la proclama del Príncipe de Viana:unidad dentro de la diversidad de las regiones de España. Eso suena a fuero y las viejas proclamas sobre la identidad patria.

Ciertamente la próxima reina de los españoles no lo tiene fácil pero es una mujer inteligente toda una real hembra, muyer de gobierno que va a atacar corto al sexto de los Felipes. Todos los amantes de Asturias y los enamorados de la complicada y a veces procelosa historia de España nos congratulamos de la subida al trono de la asturiana. El problema que tenemos hoy es igual que ayer y se resume en lo que decía Joaqui Costa: cuestión de escuelas. Habrá que luchar contra la mala educación.

¿Cómo meterá en vereda a los separatistas catalanes? Todos somos contestes que fue la cuestión segregacionista la que acabó con la segunda república y desencadenó la guerra civil. El dato es para ser meditado por todos aquellos que a bote pronto se inclinan por la tercera república. Eso sí: hacen falta reformas de carácter social, menos lujo y quien lo trujo. Los reyes hasta hacen poco sólo servían para la baraja ahora son fotos de las revistas del corazón. La entronización de Letizia Ortiz Rocasolano en Inglaterra donde reina pero no gobierna una monarca incombustible (she goes on for ever, dicen los ingleses) con su pasado sería impensable. Eduardo VII tuvo que abdicar por haberse enamorado de mrs. Willis una divorciada. Aquí sin embargo y hasta la fecha somos un poco más liberales y la sociedad española bajo ese aspecto da sopas con honda a la británica. Algo hemos avanzado y vivimos de forma más abierto y a tenor con el marchamo de los tiempos. Por tanto cuando todos envidan con un jaque al rey yo diré que no nos dejemos comer la reina. Viva la Reina. La vida no es más que una partida de ajedrez.

Soy de Oviedo y no conozco el miedo. Doña Adosinda, doña Gonterodo, doña Urraca, la Chata y doña Carmen deben de estar aplaudiendo desde el más allá. Que todo sea para bien de España y fortuna del Principado. Albricias pues. Sosegaos.

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