La madurez del pueblo español
A caballo entre la dictadura y la Monarquía parlamentaria, cabalgábamos los españoles, ya hace algunos años, para posicionarnos más cerca de la bien entendida civilización. Eso sí, después de una cruel guerra fratricida y el totalitarismo de una dictadura militar inacabable.
Con la abdicación de Juan Carlos I, tras más de treinta y ocho años como Rey de España, se plantea la continuidad de este sistema, que, mal que les pese a algunos, ha funcionado en nuestro país y con nota. La madurez del pueblo español, a la que tantas veces se ha aludido, no hubiera sido tal si el nuevo traje que la vieja España necesitaba para su puesta en sociedad se hubiera empezado a cortar en otras sastrerías. Si este país necesita otro sistema de gobierno distinto del actual, no puede ser simplemente por simpatía hacia lo que pudo ser y no fue. El revanchismo quedó anclado en otros tiempos. Aprendamos a ser menos viscerales y más maduros, aprovechando la fama que otros países nos colocaron en el crítico período de transición hacia la democracia.
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