¡Guay está la cosa con la formación dual!
Tanto bombo y platillo con la formación dual escama. La formación dual es obvia, y lo obvio no se proclama. Miren si esto es así que el que suscribe (funcionario instructor docente jubilado de la FPE del Inem) dio cursos a trabajadores dentro de la misma empresa con los alumnos asistiendo al curso con el mono puesto (curso tipo específico del Inem para «oficiales» de nivel 3 y/o 4 del EQF, en busca de empleabilidades de nivel 5 como «técnicos»), tan dual como eso. La formación debe ser dual siempre con la FPE desde los niveles 3 al 6 del EQF y, obviamente, también con la Universidad desde los niveles 6 al 8 del EQF, quedando únicamente los niveles iniciales 1 y 2, por obvio también, alternando con la ESO y el CFGM, respectivamente. Ahora se habla de formación básica no propedéutica como alternancia; y, no es que sea un absurdo, es todo un despilfarro y una estafa cruel para con los discentes que quedan sin la progresión propedéutica de la ESO y el CFGM. ¿Qué ocultan estas decisiones que se venden como perfectas?
Los problemas en la FP son grandes: provienen de no reconocerle a la FPE sus contenidos diferenciados de posgrado. Así que, sin análisis, sin dirección ni sentido, nuestra FP sigue desmarcándose de Europa. Pero la realidad del «aprendizaje permanente» es palpable analizando las tareas de los puestos de trabajo de las ocupaciones con el fin de elaborar los contenidos formativos en destrezas de dichas ocupaciones. Aunque la formación para el empleo pública debe formar (con sus cursos de posgrado) en destrezas de ocupaciones genéricas como mecánico de mantenimiento industrial, hay un planteamiento más estricto correspondiente a ocupaciones más específicas como mantenimiento mecánico del sector de la alimentación o mantenimiento electromecánico de moldes de inyección de plástico, que, por destrezas más específicas, correspondería su instrucción a centros formativos empresariales o sectoriales. Aguas arriba de las destrezas tenemos los conocimientos del grado profesional mucho más generalistas, conocimientos sobre los que se sustentará toda la formación de los posgrados ocupacionales que, con posterioridad, llegará a necesitar el graduado a lo largo de su vida para su empleabilidad.
Este tipo de análisis se viene negando sistemáticamente entre nosotros mientras se debaten obviedades como la formación dual. Tanta ignorancia ha logrado la desaparición de contenidos formativos en destrezas cognitivas, lo que dificulta el desarrollo de las capacidades productivas de la industria y aminora su innovación hasta detenerla. Hay actitudes empresariales contrarias a cualquier innovación o formación de destrezas porque creen que con su formación aparecería la petición de un aumento de sueldo. Luego, obligados a una innovación tecnológica, con la empresa metida en gastos de amortización, aparecen fallos productivos por falta de formación y se fracasa, o se sobrevive, hasta la quiebra: así nada hay bueno. ¿Qué ocurre con la industria? Miren alrededor. También vean, o imaginen, lo que está ocurriendo entre los que nos venden sistemas y maquinaria. La cuestión no es formación dual sí o no, sino la desaparición de contenidos formativos en destrezas cognitivas cuando deberían aparecer. ¿Qué está ocurriendo, por qué tanta estulticia, quién se aprovecha?
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