Siero, una deuda olvidada
Según he leído la noticia en los medios de comunicación, publicada el pasado 3 de abril, el candidato del Partido Independiente de Siero PINSI, Juan Camino, propone que el expresidente del Gobierno de España Adolfo Suárez González, primer presidente de la democracia, fallecido recientemente, que jugó un papel fundamental en la Transición, así como en los primeros pasos del nuevo régimen democrático, tenga una plaza o calle en la capital del concejo.
No deja de ser triste que por una u otra razón uno tenga el reconocimiento a la labor social realizada durante su vida una vez que ha entregado ésta. Realmente, es llamativo ver en esta tierra ibérica que cuando uno fallece se le coloca en un pedestal. Tras el fallecimiento del primer presidente de la historia contemporánea democrática de este país, vimos cómo todo han sido vítores y aplausos de reconocimiento a su trabajo, cómo todos se han aglutinado para escribir un obituario piadoso merecedor de la máxima estima, los que en aquella época se encargaron de laminar su carrera, los defenestradores, aquellos que todos sabemos y conocemos que dificultaron su trayectoria, para que no lograra, pese a su esfuerzo, completar su camino, los que le denostaron condenando a su CDS a la mayor derrota electoral de la democracia ahora le colocan en los altares. Somos una comunidad llena de hipocresía y mentira. Somos así, deberíamos ser sinceros. Pero íbamos al asunto que nos ocupa, lo del candidato del Partido Independiente de Siero; pueden decir cuanto les venga en gana de Camino, pero tuvo la dignidad de aguantar hasta su fallecimiento para proponer el nombramiento de una plaza o calle al político de Ávila, lo que choca con ésa su labor constructiva de mirando siempre a los vecinos de Siero, pues pienso que en el municipio hay personas merecedoras de ese reconocimiento por una vida ofrendada al servicio del bien ajeno y la inolvidable humanidad.
Justo es reconocer y honrar a los hombres que dedicaron su vida al servicio de su país, el duque de Suárez fue un buen servidor a los intereses generales, que antepuso el fin colectivo a sus intereses particulares, pero no podemos olvidarnos, más ahora, que andamos atareados en el nombramiento de plazas o calles, la deuda que se tiene con uno de los locutores más populares de la radio española, cuya voz se apagó en París el 14 de octubre de 2010, que a través de la cadena SER, presentaba el programa “Ustedes son formidables”, cuya sintonía musical, la “Sinfonía del Nuevo Mundo”, se hizo tan popular como su propia voz, llevó a cabo campañas de solidaridad y auxilio a media España, con casos de auténtica y casi angustiosa necesidad. Tenía Oliveras una especial habilidad para presentar los casos y emocionar a los oyentes hasta el llanto, a quienes mantenía con el alma en vilo, hasta que cientos de llamadas ofreciendo ayuda económica solucionaban la tragedia, como la de aquel 13 de noviembre de 1965, cuando las llamadas arruinaron el asilo de Pola de Siero. Al relevante personaje fue donde acudieron Enrique Medina, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, y Casimiro Argüelles para propiciar se hiciera aquel programa del 19 de noviembre, y Oliveras realizara, como lo hiciera durante los 17 años que el programa se mantuvo en antena, otro milagro: la reconstrucción del asilo de ancianos de la Pola; y un pueblo bien gobernado y organizado es un pueblo agradecido.
Ya sé que las palabras se las lleva el viento y que la petición se quedó reducida a una expresión más, la tradición del olvido, pero aquí oyentes agradecidos no se olvidan de los fastos, le recordamos y le deseamos sinceramente descanse en paz en el cielo de los formidables, y esa plaza o calle, o quizás una esquinina pequeña, pues el “ego” en personas como él no entra en su vocabulario.
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