Utopias y realidades
La izquierda utópica tradicional celebra en las últimas semanas el triunfo de Pablo Iglesias mientras la vida sigue después de las elecciones europeas. Corren ríos de tinta sobre los ideales de los que se autoproclaman salvadores del pueblo y todo el mundo valora, para bien o para mal, lo suyo como una iniciativa novedosa. El pueblo ya puede participar en política. Los ciudadanos ya pueden decidir su futuro, el destino de sus impuestos y lo que se hace en su entorno.
Personalmente creo que es una novedad... relativa. Relativa y llamativa sí. Novedad, ya no sabría si tanto. Reunirse en plazas, usar la terminología de “círculos y castas” seguro que es novedad. Dejar que los ciudadanos participen en las decisiones que les afectan no tanto. Por lo menos en mi ciudad, en Oviedo. Quizás a algunos les choque, pero hay un espacio político, el del Partido Popular de Agustín Iglesias Caunedo, en el que ya se puede. Hace un par de años que se puede.
No tengo un cargo ni pertenezco a su equipo más cercano. He tenido la ocasión de escucharlo varias veces y de trabajar con personas de su entorno. Y en todo momento he sentido que yo podía participar. Que podía hacerle llegar de forma directa y sin ir a su cuenta de Twitter, donde contesta todos los días a otros ovetenses, las necesidades de mi zona, La Corredoria, o cualquier sugerencia para la ciudad en los ámbitos de la cultura, la movilidad, los deportes, etcétera.
Me consta que en la sede del Partido Popular de Oviedo los concejales están por las tardes atendiendo a ciudadanos. Y me consta que además visitan asiduamente todos los barrios para hablar con la gente y recoger tanto sus opiniones como sus propuestas. Es más, me consta que además esas opiniones y propuestas llegan, mediante una creo que denominada “comisión mixta”, al Ayuntamiento. Me consta que pintamos algo. No sé si mucha gente lo sabe. Pero en Oviedo los ciudadanos ya podemos opinar y participar en las decisiones que nos afectan.
He leído sobre las jornadas de participación ciudadana. Imagina un bulevar, y no me resulta extraño ya que a pesar de no estar físicamente cerca del Alcalde de mi ciudad, por primera vez lo siento cerca. Cerca hasta de mi barrio, La Corredoria, en el que a veces nos hemos sentido lejos de Oviedo. Me siento identificado con la gente joven que lo rodea porque no veo a estirados que pasean carpetas, sino a personas como yo que me preguntan qué necesitamos, qué piensan mis amigos y amigas... en definitiva, que intentan estar cerca de los que no estamos en su actividad pero nos sentimos muy afectados por ella.
De Caunedo, como de Pablo Iglesias, también se han escrito muchas cosas. Del impulso que parece que le ha dado a la política de promoción de la ciudad para atraer a los turistas que necesitamos para mejorar la economía del pequeño comercio y los hosteleros. De su afición a las nuevas tecnologías, y de cómo las emplea para estar en contacto con la gente. Del cambio y la modernización de las propuestas culturales... Espero que en el futuro se siga hablando de él y de su equipo por las mismas razones. Demuestran que son diferentes de lo que conocíamos. Y que hay formas de hacer la revolución que pedimos muchos jóvenes y no tan jóvenes desde el realismo y no desde la utopía.
Espero también que no cambien y no nos defrauden a muchas personas que hemos vuelto a creer en Oviedo, y en el Partido Popular, gracias a ellos.
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