Los insoportables sobrecostes del Gobierno Areces

La que nos está cayendo en Asturias con este Gobierno monaguillo encabezado por Areces no puede resultar más lamentable. En el mes de julio de 2009, Asturias ha sufrido, los asturianos hemos sido víctimas, de uno de los mayores zarpazos políticos, sociales y económicos de nuestra/su larga Historia regional. Todo ello a cuenta de los privilegios (que no acuerdos) de financiación suscritos con socialistas del PSC e independentistas de la Ezquerra Republicana catalanes para garantizar la precaria supervivencia parlamentaria del Gobierno de Rodríguez Zapatero, con los que nuestra indefensa región ha salido/sale severamente sacrificada, malparada y recibirá migajas.

¿Migajas? Peor aún, si cabe. Días después de que Areces diese su beneplácito a la sangría y al racionamiento desigual e insolidario que nos perjudica lesivamente, otra mala noticia empeoró aún más las pésimas expectativas para Asturias: el Ministerio de Fomento, al igual que había hecho la Comisión Europea, negaba fondos para afrontar el saqueo de la ampliación de El Musel. Unos sobrecostes por encima de los 250 millones de euros que tampoco la Unión Europea se avino a costear tras descubrir numerosas ilegalidades en el nuevo proyecto sacado de la manga por la Autoridad Portuaria y aprobado unánimemente por su consejo de administración, que, cobarde y ridículamente, se trató de camuflar tras la Abogacía del Estado. ¿Quién pagará el disparate? Los milmillonarios y galácticos chanchullos tendrán que ser afrontados, ahora, con cargo a la economía de los asturianos y completados, además, con merma de la competitividad del propio puerto durante décadas en beneficio de otros puertos del Cantábrico. Pese a todo y al no tratarse de administraciones ni cargos del PP, la fiscalía anticorrupción continúa sus largas vacaciones.

A la sustracción presupuestaria de los dineros necesarios para afrontar el desvalijamiento alrededor de El Musel, habrá que incorporar también las macrocifras que correspondan (para empezar ya han reconocido 45 millones de euros) por los sobrecostes del nuevo hospital, que, como se recordará, es una obra costeada íntegramente con cargo al Principado –o sea, con el dinero de todos los asturianos– desperdiciando la oportunidad comprometida en su momento por el Gobierno de José María Aznar de que fuese el Estado el que pagase íntegramente las obras necesarias para adecuar y actualizar al siglo XXI los diferentes edificios y equipamientos que conforman el actual Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Pero como en el socialarecismo lo que prima es el negocio de aquellos que han reconvertido los terrenos de La Cadellada y anejos en un pingüe ejercicio de especulación, lo que han hecho en el Principado es aventurar los Presupuestos regionales para construir otro hospital que, además de costosísimo, pondrá en jaque –ya lo está haciendo– a toda la sanidad regional y dará mate a los parámetros que inciden sobre el déficit, la deuda, los impuestos y, finalmente, el mantenimiento y la creación de empleo.

Mientras en Asturias el socialarecismo se ha dedicado patológicamente a la modificación, cuando no a la eliminación de cuanto había llegado a la región gracias a Francisco Álvarez-Cascos –el ex secretario de Estado de Infraestructuras Benigno Blanco lo relataba recientemente en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA en un magistral y esclarecedor ejercicio de memoria sobre la variante de Pajares– y cuando en otras comunidades blindan con calendarios y planes de obras la realización de sus dotaciones de futuro, aquí el Gobierno Areces ha renunciado a defender Asturias y traga lo que le echen, incluidos los agravios comparativos con nuestros vecinos por infraestructuras a las que también tenemos legítimo derecho y especial necesidad.

Para constatarlo basta plantear un sencillo ejercicio de sumas y restas. Al «peaje» para satisfacer a los socios catalanes en la financiación autonómica, súmense los costes del nuevo HUCA con sus megaexcesos y macroimprevistos. Añádase, a todo ello, el galáctico gasto de los sobrecostes de El Musel a cuenta de las canteras de Alí-Babá.

En el «debe» apúntense los retrasos en la ejecución de la Autovía del Cantábrico, la eliminación del mismo AVE del Cantábrico, que nuestros vecinos por el Este y por el Oeste consideran imprescindible; el descenso de categoría a ancho Renfe en la variante de Pajares y la no construcción de los tramos ferroviarios Pola de Lena-Oviedo-Gijón-Avilés.

Me quedo aquí. Basta sumar y restar. En una estimación por lo bajo, ¿puede soportar Asturias que 5.000 millones de euros se esfumen, se pierdan o se gasten incontroladamente por el Gobierno socialarecista?

Las penosas y gravosas tragaderas en el asunto de la financiación autonómica y las penurias económicas derivadas de las componendas, enredos y tejemanejes en torno a las obras públicas retratan el estilo de gobierno de Areces. Sus consecuencias, finalmente, se miden en términos de sustracción y desviaciones presupuestarias, pufos y estragos con cargo al pueblo y ruina para el futuro inmediato de Asturias.

El diagnóstico es palmario, de ahí que por el bienestar de nuestra querida tierra convenga, urgentemente, liquidar semejante cáncer.