27 de julio del 79
El 27 de julio de 2009 su matrimonio cumplió 30 años. Lo han dado todo. Lo siguen dando todo. Cada día es una nueva batalla, un nuevo examen, problema o preocupación. Pero juntos van superándolas todas, una a una, sabiéndose cada vez más fuertes, más unidos; en definitiva, más familia.
Esta es la bonita historia de unos auténticos insensatos que durante las últimas tres décadas apenas se han parado a pensar en sí mismos y en su bienestar. Más bien no han tenido tiempo... Han sido unos irresponsables por haber tenido cinco hijos, tal y como estaban los tiempos, y haber hecho «malabares» para poner todo lo mejor a nuestro alcance, empezando por una exquisita educación; unos locos por habernos querido y querernos de esa manera desde el pitido inicial hasta la prórroga y los penaltis, salvando las zancadillas de la vida, muchas de las cuales seguramente hubiesen podido evitar queriéndonos «un poco menos», pero no han sabido. Esta insensatez les ha hecho también ir en contra de «lo normal», preocupándose por nuestra educación y formación en unos valores «a la antigua», pasados de rosca, y que tantas puertas nos están abriendo en este mundo. Han sido unos auténticos inconscientes por habérselo gastado todo en nosotros, por haberse dejado y dejarse la piel a cada segundo intentando satisfacer todas nuestras necesidades y apoyándonos en cualquiera de nuestros proyectos personales o profesionales.
Nos quedamos atónitos con el esfuerzo y dedicación llevados a cabo para conseguir que cinco personas absolutamente distintas se lleven a las mil maravillas, queriéndose, ayudándose y respetándose cada día más. Se trata sin duda de una verdadera locura (de amor), total y absoluta. Porque hay que estar tremendamente locos para superar un cáncer, baches económicos y personales, sustos y agobios varios, y seguir enfocando la vida con una sonrisa cada mañana, siempre dispuestos a encajar lo que venga, dispuestos a aguantar lo que sea por mantener junta y unida a esta familia que todo os lo debe.
Aparte han tenido tiempo y ganas para sus amigos, a los que quieren como si fueran de la familia. Es admirable ver toda esa cantidad de tiempo invertido en los demás, sin apenas pararse algún que otro fin de semana a pensar en ellos, o a darse un homenaje, a estar juntos, sin más. Es como si hubiesen perdido la «capacidad» de pensar en sí mismos y la hubiesen sustituido por una descomunal capacidad de sacrificio y entrega a los demás.
Si la vida no es fácil de por sí, vosotros encima os la habéis complicado sobremanera con todos nosotros «colgando del tetu». Sólo esperamos estar a la altura para afrontarla con la mitad de éxito y hacer un buen papel. El día de mañana nos gustaría tener esa templanza, esa capacidad de dar a las cosas su importancia relativa, y esa fe y esperanza tan grandes que os hacen salir victoriosos de una y mil batallas. Tenemos claro que moriréis con las botas puestas, no os rendiréis jamás.
Papá, mamá, muchas felicidades, es un verdadero orgullo ser hijos vuestros.
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