A propósito del Alcázar (Cap. I)
Con respecto a la carta de mi hijo en este medio de comunicación, quiero poner un claro ejemplo de lo que en ese club acontece y que en algunas administraciones del Estado están tomando medidas (incluso con sentencias) para mediar y proteger a todos estos adolescentes. Pero claro está, estos señores se las saltan a la torera amparándose en una ficha federativa.
En la ley de la Infancia y Adolescencia, en el artículo 31-2 se puede leer claramente un párrafo: “Los niños y adolescentes tienen derecho a la práctica de deportes y actividades físicas y lúdicas en un ambiente de seguridad. Su participación en deportes de competición o que supongan un especial esfuerzo o dedicación debe ser voluntaria y autorizada por los padres o tutores”.
En el artículo 15-2 nos recuerda: “Ningún niño o adolescente puede ser obligado a ingresar en una asociación o a permanecer en ella contra su voluntad”.
Si como bien decían dos directivos de este club, que en su día también sufrieron situaciones parecidas con el mismo, ¿por qué no han tomado buena nota de ello y no pagan con la misma moneda a estos chavales? Deberían razonar y pensar lo que no quisieron en su día para ellos no lo hagan ahora con los demás.
Manuel Torre García
Langreo
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