Nuestro sistema sanitario funciona
Si te duele un dedo, quizá no te tomen muy en serio, pero cuando es necesaria de verdad nuestra sanidad es única, nuestra sanidad funciona como un engranaje perfecto, engranaje que, de vez en cuando, hay que poner a punto, por supuesto.
En este momento que tantas críticas recibe la sanidad española me parece importante recalcar sus virtudes, que todos conocemos, si no de primera mano, sí de una cercana. A todos nos toca o nos ha tocado en algún momento una penosa circunstancia o un cúmulo de ellas.
Puede que el trato recibido, eso lo digo de oídas, no porque a mí me haya sucedido, no siempre sea el correcto. En mi caso y en todas las ocasiones, que fueron muchas, ha sido impecable. Puede que haya errores, pues todos los cometemos; también es cierto que en este mundo hay todo tipo de personas. Pero la atención a nuestra salud, que es la finalidad de este nuestro sistema sanitario, es todo un logro. La confianza y el apoyo que recibimos de los profesionales son pieza fundamental en procesos de los que nada sabemos y que afrontamos la mayoría de las veces con miedo e incertidumbre. También es cierto que la mayoría de tratamientos, ingresos, estudios y pruebas no podríamos económicamente permitírnoslos.
Hace un año un familiar sufrió un gravísimo accidente en el que se quemó gran parte del cuerpo, incluidos cara, ojos, manos, tubo respiratorio y resto del cuerpo; un grave accidente al que casi nadie sobrevive. Hoy hace vida normal gracias al maravilloso trato y cuidado de nuestro personal sanitario. El Hospital de Oviedo y sus profesionales pueden sentirse orgullosos; yo me siento orgullosa de ellos, que en ningún momento desde hace más de un año dejaron de luchar por su vida y ahora por su calidad de vida. Tan importante les parece conservar tu vida como hacer lo posible para que las secuelas sean las menos posibles. También hacen una gran labor de apoyo a familiares y acompañantes en esos momentos. Una labor de información muchas veces penosa y muchas otras positiva.
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