Creación y publicación
Considero que la labor de creación escrita en sus múltiples y diversos géneros debe ser potenciada y apoyada por la industria editorial y periodística. Y la mejor forma de hacerlo es, indudablemente, a través de la propia publicación de los textos de calidad con distintas extensiones y formatos. Lo que no me parece suficiente es que algunos escritos sean editados en papel, simplemente, por cuestión de prestigio, ya que aunque las tiradas sean reducidas son importantes, porque suponen que el libro o texto está al alcance de cualquier lector que esté interesado. Y aunque la rentabilidad y las ganancias de la industria del libro y de las empresas periodísticas que editan en vegetal o papel son algo determinante y clave considero que no debe ser el único criterio para la realización de publicaciones.
Porque aunque desde las instancias del estado se promueve la libre creación cultural y es un principio reconocido por los derechos humanos y la constitución no se observan, a mi juicio, actitudes que impulsen la acción de escribir e investigar. La alta cultura parece que está en retroceso, pero es evidente que siempre seguirá existiendo, porque las obras escritas de los filósofos son leídas y analizadas a lo largo de los siglos, y esta dinámica continuará en el futuro.
Ciertamente, considero que las editoriales y un determinado número de periódicos deberían ser más flexibles, y publicar textos de mayor número de autores, sobre todo de los que demuestran más calidad. Es verdad que gracias a los libros electrónicos, y a la publicación digital se ha consolidado una nueva forma de darse a conocer a posibles lectores. Y que incluso el propio estado utiliza incluso en cuestiones tributarias internet para divulgar proyectos que interesan a todos los ciudadanos. También las redes sociales son una herramienta de primer orden para que lo escrito se conozca más. Afortunadamente, cada vez lo digital aumenta más la difusión de lo que se escribe en todo el mundo. En cualquier caso, la era digital en la que ya vivimos tiene grandes ventajas, pero también supone un cierto grado de dispersión de la información disponible en relación con el acceso al material escrito. Algo que se soluciona con determinadas bibliotecas digitales en línea con gran número de textos de todo tipo, y accesibles a todos los lectores. Lo digital es un gran avance porque da una gran libertad de creación a los autores partiendo del respeto, y hace posible la publicación inmediata y sin límite de textos de cualquier número de páginas. Lo que en la edición tradicional de papel requiere un complejo proceso de producción en lo relativo a la edición de libros, con la subida de textos a las bibliotecas o redes digitales se logra de un modo prácticamente instantáneo. Lo que favorece una difusión mucho más rápida de lo escrito por medios electrónicos o digitales. Con la ventaja adicional extraordinariamente decisiva que supone la permanencia y visibilidad de lo escrito en internet para siempre.
De todos modos, reconozco que la industria editorial española que factura unos tres mil millones de euros anuales con 81.000 títulos publicados al año realiza una labor positiva, pero que puede ser mejorable y ampliable con tiradas menores de más autores. Porque el mercado hispanoamericano es enormemente extenso, si se tienen en cuenta los 500 millones de hablantes del español. En lo relacionado con el proceso de producción editorial aunque es buena, si es preciso, la continua corrección de los originales me parece que también es positivo asumir un riesgo limitado, y lanzar al mercado obras que, a juicio, del autor sean de calidad, y reflejen su propio estilo sin limitaciones por parte de las editoriales.
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