El imperio de los ciudadanos
Tras las últimas elecciones al Parlamento europeo, han saltado las alarmas entre los dos grandes partidos nacionales, debido a sus desastrosos resultados. Asistimos, sin duda, al fin del bipartidismo, que no representa otra cosa que “las dos Españas”.
El PP paga caro dejar sus esencias y meterse en terrenos de la izquierda. Como lo es adoptar una política fiscal digna de un Gobierno de Izquierda Unida, y, por tanto, un empobrecimiento generalizado de la población, por falta de créditos a las empresas y, por tanto, aumento del paro y de quiebras de negocios. Fin definitivo del crédito del PP con una gran parte de su fiel electorado.
El PSOE paga el error de no sustituir a su cúpula, inmediatamente después del batacazo electoral tras la era Zapatero, y el desastroso resultado de su gestión de gobierno para España. No se dieron cuenta de que esta vez los españoles habíamos identificado la ruina de España directamente con el Gobierno socialista de Zapatero.
Ahora aparecen, ante el estupor de los grandes partidos, nuevas formaciones políticas que, sobre todo, dan el protagonismo directamente a los ciudadanos. Estamos ante casos como el partido Podemos, que si causa alarma entre los más conservadores, más alarma causa entre la izquierda apoltronada en sus escaños, poltronas, canonjías y corruptelas. El ataque menos esperado siempre es por la retaguardia. Otro caso destacado es el de Ciudadanos, sobre todo, si estos resultados los extrapolamos a Asturias.
El PP asturiano, con Gobierno en Madrid con mayoría absoluta, ni tan siquiera ha conseguido terminar la autopista Cornellana-La Espina, con sus infraestructuras más importantes hechas. Le sale más caro, políticamente, no terminar esa obra que dejarla así a la vista de toda Asturias, y sin tener disculpa alguna, con Gobierno en Madrid con mayoría absoluta. Caso aparte del PP asturiano es nuestra comunicación en tren con la Meseta. En lugar de retomar y presionar al Gobierno de Madrid con el AVE, lo más que consigue es que el Alvia a Madrid circule marcha atrás, para ahorrarnos diez minutos, o, lo que es lo mismo, ahora para ir en tren a Madrid “vamos de culo”.
El PSOE asturiano, con responsabilidades de gobierno, inerte. Destacando en Sanidad con la mudanza al nuevo HUCA, donde se vuelve a la medicina tradicional, al menos en lo que a las altas se refiere, dadas a mano, por problemas con programas informáticos que nos han costado a los asturianos “las perlas de la Virgen”. Así que ahora nos dan el alta como lo daba don Santiago Ramón y Cajal. Sin duda, insuperable tanta negligencia.
De Izquierda Unida en Asturias hemos asistido, perplejos, al bochornoso espectáculo del “desalojo” de su portavoz en el Parlamento asturiano, contra su voluntad, tras ser condenado por la justicia.
Foro, el gran derrotado en Asturias, recoge su cosecha de ir dejando y decepcionando a tanta gente por el camino. Claro ejemplo de proyecto político basado en el carisma de un líder y en un proyecto ilusionante en su génesis y que, como muchos otros “que en el mundo han sido”, suelen terminar como unos versos de don Miguel de Cervantes, con motivo de la visita del Rey Felipe II a Sevilla titulados “Al túmulo de Felipe II en Sevilla”:
“Y luego incontinente / caló el chapeo, requirió la espada, / miró al soslayo, fuese, y no hubo nada”.
Y es así como vamos llegando al imperio de los ciudadanos. Los viejos dogmas ideológicos se van tornando en juicios de gestiones, sin que la fidelidad a una ideología sea suficiente para justificarlo todo. Empieza a primar el pragmatismo sobre las ideologías, lo que, sin duda, redunda en beneficio de la libertad de las personas, del pensamiento y de la democracia.
Fernando Fernández-Peña Rodríguez, secretario general de CyDC (Compromiso y Defensa Ciudadana) Siero
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