Triatlón en Gijón
El próximo 6 de Julio iba a celebrarse en Gijón una prueba de triatlón que sin duda inscribiría el nombre de esta ciudad en las revistas especializadas más importantes. A través de una franquicia de presencia internacional dos jóvenes asturianos se habían propuesto añadir este evento al calendario estival y llenar la ciudad de triatletas durante el primer fin de semana de Julio. Un proyecto que hay que entenderlo más como una afición que como un negocio, teniendo en cuenta que en el primer año esperaban cubrir gastos y dar a conocer la prueba. Málaga, Sevilla o Nordhausen en Alemania son ejemplos donde esta franquicia se ha establecido y en la que participan campeones del mundo como Eneko Llanos entre otros. Esfuerzo y horas de trabajo en su tiempo libre y fines de semana que parecían haber dado su fruto, cuando tras diversas reuniones con las autoridades del Ayuntamiento se daba luz verde al proyecto y los circuitos para la natación, la bici y los 10 km de carrera eran aprobados. El apoyo de varios hoteles de la ciudad, numerosos patrocinadores y colaboradores, un numeroso grupo de voluntarios y por supuesto una lista de inscripciones cercana a los doscientos triatletas hacían que Juan y Agustín viesen realizado su sueño. Desafortunadamente no calcularon bien la incompetencia de ciertas autoridades municipales y el caciquismo de ignorantes personajes que por desgracia tienen la potestad de hacer y no dejar hacer a su antojo en el que consideran su dominio particular. A un mes de la prueba los circuitos consensuados son rechazados sin más explicaciones que la de que "es el mes de Julio," y la nueva propuesta municipal convierte el trazado inicial en una bazofia que ningún triatleta aficionado merece. "Chavales, ¿vosotros sabés lo que ye el Grupo Covadonga? Pues a esos ya les cancelamos pruebas, eh." Ante tanto músculo y tan poco cerebro, los organizadores cancelan la prueba irrevocablemente. Gijón se queda sin triatlón y todos deberían de saber por qué. Si queremos cambiar algo este mundo tenemos que empezar por las bandas de parásitos de las que dependemos día a día. Desde aquí animo a Juan y a Agustín que no se rindan y que llamen a la puerta de la vecina Avilés o por qué no, Santander. Ya pasó con Ryanair. ¿Se acuerdan?
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