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Contra una injusticia: Fomento, 50 años educando

24 de Julio del 2014 - Fidel García Martínez (Gijón)

El prestigioso grupo de enseñanza Fomento celebra este año su 50.º aniversario educando a varias generaciones de familias en la excelencia, en la exigencia y en la responsabilidad.El gran principio que sostiene el modelo educativo de estos colegios es: reconocimiento explícito de que son los padres los últimos responsables de la educación de sus hijos, responsabilidad que no puede ser transferida ni delegada alEstado, a los gobiernos o a las comunidades autónomas, que tienen una función subsidiaria pero necesaria en la educación de las jóvenes generaciones para hacer posible la libertad, la justicia y la igualdad de oportunidades. Los colegios de Fomento tienen como objetivo educativo la excelencia educativo-pedagógica de los alumnos, que es fruto de la responsabilidad personal, de la dedicación y del esfuerzo, que gira en torno a tres ejes fundamentales: educación personalizada al alumno, no es un número, sino que está dotado de una individualidad única e irrepetible; un segundo eje contempla la formación integral de la persona en todas sus dimensiones, desde la física hasta la trascendente religiosa, según los principios del humanismo cristiano y evangélico. Por eso, sólo los alumnos educados en la libertad, la responsabilidad y el respeto pueden llegar a ser ciudadanos comprometidos y solidarios. En los colegios de Fomento todo gira en torno a la familia, porque son los padres quienes deciden qué educación quieren para sus hijos y los últimos responsables de la existencia de los colegios de Fomento. Los profesores y todo el personal de los centros están al servicio de los alumnos, siempre como miembros de la unidad familiar. Son los padres los que eligen cómo debe ser la educación de sus hijos, que gozan de una autonomía basada en el esfuerzo personal orientado y estimulado por el profesorado, que no es un simple funcionario educativo, sino un profesional con vocación y entrega que siempre está disponible para dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumno, quien debe ser el principal sujeto de su propio aprendizaje. A los alumnos se les evalúa no de forma automática y clasificatoria, sino en función de su entrega y de los resultados proporcionados a su capacidad.

El modelo educativo de los colegios de Fomento es objeto de fobias claramente sospechosas de intolerancia y de prejuicios sin fundamento, porque son los padres, él y ella, los mejores testigos directos de la verdadera educación que se da en los colegios de Fomento, lo mismo que los antiguos alumnos, quienes recuerdan su paso por estos colegios como muy provechoso entonces y en la vida profesional. Uno de los mantras repetidos de forma mimética por quienes desean someter la educación a la ideología política para aniquilar la libertad y el derecho de los padres a elegir el modelo educativo más conforme con sus valores morales y religiosos es el famoso tema de la educación diferenciada, tan constitucional como la no diferenciada. Algunos partidos contra justicia y razón han hecho donde gobiernan, como en Asturias, uno de los tópicos persistentes para intentar negar los conciertos a estos colegios, que cumplen con total transparencia todas las medidas pedagógicas, administrativas, legales, sin discriminar a nadie. Resulta sorprendente que sean los partidarios de la ideología de género, que niega las diferencias manifiestas y naturales entre el hombre y la mujer, y sin cuya consideración no puede haber una auténtica educación ni del chico ni de la chica, que sustancialmente tienen la misma dignidad como personas humanas, los que se ponen al frente de la manifestación de sus puestos de responsabilidad educativa, declarándose insumisos ante la ley vigente, cuando su obligación es cumplirla y hacerla cumplir. Como criterio de justicia los tribunales están reconociendo la total constitucionalidad de la LOMCE, por lo que sentencian que aquellas comunidades que impiden la educación diferenciada no pueden declararse insumisas y sí aplicar la ley, para no prevaricar.

Fidel García Martínez, catedrático de Lengua y Literatura, doctor Filología Románica

Gijón

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