Sí, estrepitoso fracaso
De todos es conocida que la clasica reacción española tras la caída del héroe es desprecio absoluto a pesar de todas las hazañas y triunfos logrados .Es lo que se esperaba tras la derrota de la selección española en el primer partido con Holanda. Ahora ya conocemos el resultado final del insigne encuentro futbolístico y su fatal desenlace y no me refiero al fracaso de ser eliminado en la primera fase sino a la reacción de la propia selección que ha perpetuado una imagen de equipo cobarde generada por ellos mismos, que se desprecian ellos solos antes de que la afición los abomine, que no es capaz de asumir los irremediables fracasos consustanciales a los seres humanos, junto a los éxitos. La Roja a algunos nos ha puesto colorados. Sí, se me ha grabado en la retina esa llegada al aeropuerto de su país por la puerta de atrás y con cabeza gacha, evitando todo contacto con la afición que no siempre van a tirar piedras, también hay una parte muy digna que está a su lado para animarles, pero estos, como siempre, son ninguneados-. Ya sé que los deportistas no son directamente los responsables, que son meros productos mercantiles que deben asumir la imposición de sus empresarios, al igual que harían con cualquier marca comercial si su imagen se hubiese visto deteriorada (piénsese en lo que ocurre cuando una empresa de transporte tiene un fatal accidente: se oculta rápidamente la marca con unas sábanas).
Pésimo ejemplo para sus seguidores, muchos, al igual que muchos periodistas, formarán parte de los españoles que pisotean al efímero encumbrado, otros, con edad de ser educados, (y la educación llega por todas las vías sociales) están condenados a seguir recibiendo el mismo mensaje una y otra vez: niño, solo importa ganar y ganar, únicamente debes satisfacer el hambre de la mezquindad, si pierdes, aunque hayas obtenido grandes logros, serás para siempre un paria. ¡Y así nos luce el pelo como sociedad!
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