La planificación de la enfermería
Las soluciones a los previsibles problemas de salud en Asturias son: un cuarto de hora antes. Se ha visto y documentado suficientemente en la prensa sobre las inauguraciones de los hospitales de Oviedo y de Mieres.
Pero siendo esto grave, lo que está pasando con la atención primaria lo es aún más. Se está acabando con ella. Treinta años ha costado llegar a unas cifras de satisfacción ciudadana, de compromiso sanitario diario –y esto lo conoce bien el señor consejero– para acabar con ello en cinco minutos.
Desde el comienzo, en los años ochenta, con Alma-Ata, hasta llegar ahora a ser lo que se puede denominar unas consultas externas versión-2 va un abismo.
Las gerencias únicas acaban por comerse la atención primaria, como era previsible y se viene denunciando desde que se empezó con la amenaza. En lo que respecta a cuidados de enfermería: técnicas, técnicas y más técnicas, en la mayoría de los casos para descarga de servicios hospitalarios, en detrimento de la imprescindible prevención y promoción de la salud, de la intervención comunitaria.
Por otra parte, crecen anárquicamente como “setas en otoño” unidades de esto y de lo otro: de cuidados paliativos, de deshabituación tabáquica, de heridas y de cuantas más ocurrencias vayan surgiendo. Aquel concepto de la atención integral pasó a la historia.
Y lo peor está por llegar: el papel de la enfermera en el siglo XXI, el modelo, ¿qué modelo? ¿Se han parado a pensar las autoridades sanitarias sobre qué modelo quieren de enfermera en la atención primaria, más aun con las nuevas enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria, con dos años más de excelente formación EIR (enfermeras internas residentes)?
¿Quieren un modelo en el que las enfermeras aporten un verdadero valor de cuidados a la población adscrita? Además de la continua merma en el número de enfermeras en atención primaria, ¿han pensado cuántas enfermeras necesita verdaderamente una zona básica según las características de la población, las competencias y la carga de trabajo? ¿Cuántas de ellas deben ser especialistas y cuántas generalistas? ¿Se va a seguir el mismo modelo actual, que en este sentido aun no rompió con los antiguos ambulatorios de la época de Franco?
Por favor, señor consejero, reflexione sobre ello; no puede pensar como enfermera porque no lo es, pero tampoco excluya a las enfermeras de la planificación de sus estrategias para el sistema sanitario y actúe antes de que sea demasiado tarde. La población se merece unos cuidados de enfermería de calidad; no podemos, una vez más, solucionarlo tarde, mal y nunca, ni tampoco un cuarto de hora antes.
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