Vacaciones y pedradas
En el espacio "Tribuna" del sábado 5 de junio LA NUEVA ESPAÑA publica un artículo de doña Lioba Simon Schumacher en el que se hacen afirmaciones que pueden resultar sorprendentes, cuando no ofensivas, para colectivos docentes no universitarios. En la esperanza de que dichas afirmaciones sean consecuencia de la ignorancia y no de la mala fe de la escribidora, permítame aclararle ciertas consideraciones.
Afirma en su artículo textualmente: "Y además se nos exige estar al día en nuestras respectivas especialidades", cosa de la que están exentos otros estamentos de la enseñanza pública".
Es evidente que doña Lioba ignora, eso espero, algún aspecto concerniente a la Enseñanza Secundaria como es la Evaluación Docente y el cómputo de horas de formación incluido en ésta. Ignora, eso espero, la demanda de formación por parte de este colectivo, y el elevado número de docentes que no pueden acceder a toda la que desearan.
Pareciera, según sus afirmaciones, que los profesores de Geología aún siguen explicando la Deriva de los Continentes como panacea de la dinámica terrestre, o los de Química limitan su docencia a los óxidos y los hidróxidos.
Y acogiéndonos a su argumentario, los profesores de Secundaria no están de vacaciones desde hace algún tiempo y hasta bien entrado septiembre. Doña Lioba, estos docentes se encuentran a disposición de la Administración Educativa. Parece ser que también ignora usted, eso espero, que cuando hay una convocatoria de oposiciones un buen número de esos docentes está trabajando, hasta diez horas diarias, en los tribunales de oposición hasta finales del mes de julio. Por otra parte, julio es un período utilizado, por un número no despreciable de docentes, para realizar labores de formación, la mayoría de las veces sufragada por ellos mismos.
¿Hasta bien entrado septiembre? Tendrá que disculparme, pero usted desconoce totalmente la Enseñanza Secundaria. El trabajo de los docentes de Secundaria se inicia el día 1 de septiembre con la convocatoria de los exámenes correspondientes a ese período. Y como usted afirma respecto a su propia labor, con la corrección de pruebas, reuniones de evaluación, atención a las reclamaciones pertinentes, elaboración de los informes correspondientes, atención tutorial a padres y alumnos y fundamentalmente la elaboración de la Programación Docente para el curso que se iniciará. Este es, bien entrado septiembre.
Y por supuesto, no alcanzamos a comprender la aplicación corporativista de su tesis; los períodos no lectivos universitarios no son vacacionales, en el resto de colectivos docentes parece ser que son para jijí-jajá. Insistimos, ¿ignorancia?
Pero lo realmente sorprendente de su argumentario, es que para hacer loa, boato y apología de la función investigadora-formativo-docente universitaria necesite usted arrojar piedras a otros colectivos docentes no universitarios.
Todo ello, doña Lioba, con la salvedad de que su artículo represente una simple provocación, en cuyo caso le ha quedado perfecto.
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