Las grúas del astillero están tristes
Las viejas grúas, como grullas al amanecer, están tristes. Cabizbajas se mantienen recluidas en una esquina dándole la espalda al astillero, están como avergonzadas. La causa: un sistema de máxima rentabilidad con mínima responsabilidad; un sistema que, sobre el papel, traspasa la responsabilidad a la subcontrata sobrevenida. ¿Qué cómo se plantea? Fácil: contratan por una cantidad la realización de una obra, le restan el beneficio a obtener y les queda una cantidad que dividen para subcontratar; luego se subcontrata por cada trozo, a una subcontrata que, quitado a su vez su trozo legítimo de pastel, subcontrata a otra subcontrata que a su vez subcontrata. El resultado es de muerte por respirar sin filtro de absorción de aceite, pero eso le pasa al otro, mientras que la responsabilidad queda diluida en cada subcontrata. Lo que se le hacía y se hace al tercer mundo desde éste, se hace ahora en ese cuarto mundo que está dentro de este mundo: es el sistema. Al final, todo el mundo se la juega porque nadie es responsable, porque todo consiste en tener el papel de la exculpación olvidando la ética de la responsabilidad: «tengo el papel firmado, ya no soy responsable». Sigamos confiando en que el papel es la realidad, sigamos confiando en que el mapa es el territorio: veremos dónde acabamos y cuán perdidos despertaremos junto al dinosaurio. Se acuerdan de Lehman Brothers y los paquetes de subprime para diluir su implicación y responsabilidad. Pues me temo que este sistema, esta burbuja inflacionista de amoralidad y falta de ética, esta enfermedad sistémica que padecemos, aún no ha explotado. Pero, cuando estalle, con nuestro desarrollo tecnológico, no sé... Creemos estar seguros pero, olvidando al otro, al final, conseguimos que todos se olviden de la realidad de uno mismo: de nuestra persona: sola e individual.
El mundo siempre ha estado dividido de forma difusa entre independientes y dependientes. De forma que toda persona podría clasificarse por la casta de su percentil de independencia. Ya sabemos que más allá del percentil 90 se acapara la mitad de la riqueza del mundo, y que hasta el percentil 10 no hay nada. Esta situación del percentil 10 se irá extendiendo rápidamente percentil a percentil, hasta el punto en que sin poder adquisitivo ni consumo, habremos entrado en decadencia; pero eso sí, con las grandes fábricas automatizadas produciendo a tope. ¿Cuál será la situación? En algunas partes del mundo, o en algunos barrios, con el obrero muerto, el proletariado sobreviviente se dedicará a procrear fanáticos suicidas, y los «independientes», sin saberlo, víctimas.
Las grúas al amanecer están tristes y, en su amplitud de toneladas de hierro, no entienden nuestra inhumanidad. Somos lo que hacemos por el otro, pero no lo entendemos; entonces nos asociamos en grupo para no estar solos frente a los otros que son el peligro. De esta forma, ninguna casta humana merece perdurar. Es grande nuestra ignorancia eliminando filosofía, y grande el rencor aborreciendo la religión. Los fanáticos, tanto laicos como religiosos, abrazan religiones que predican venganza, exclusión, y la muerte del otro; se disparan con rabia entre sí y se alimentan mutuamente de su odio. De ese fanatismo laico o religioso, y de nosotros mismos asociados en masa, debemos precavernos.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo