San Esteban de Pravia y su semana grande
El miércoles 16 de julio es fiesta en San Esteban de Pravia, Nuestra Señora del Carmen. Anual y multitudinario evento, contemplado en LA NUEVA ESPAÑA casi todos los años, en el que comienzan los festejos con una misa en la Iglesia parroquial en honor a su patrona, posteriormente la imagen de la Virgen es portada a hombros en procesión hasta el puerto seguida de un séquito de propios y visitantes, desde donde comienza un recorrido en barca por la ría hasta la barra de Bocamar acompañada por una comitiva de embarcaciones -de todo aquel que quiera participar- engalanadas con banderas y haciendo sonar sus sirenas, y allí responso y ofrenda de corona de laurel por los pescadores y marineros fallecidos en el mar. Después pregón, romería, verbena, juegos, enconado partido de fútbol, bollo preñado y botella de vino, pasacalles, banda de gaitas, mercadillo, etc Buen ambiente para unas fiestas que duran hasta bien pasado el fin de semana, propias de un pueblo singular, abierto y universal que superado su pasado industrial, sin olvidarlo, lucha por hacerse un hueco como destino turístico y vacacional.
A pesar de ser éste un pequeño pueblo marinero, en la verbena nocturna al aire libre que se prolonga hasta las siete de la mañana o más y, por consiguiente, todo el mundo participa aunque no quiera, siempre se alternan dos orquestas con música en directo a todo lo que da, y debido a la propia morfología del terreno -la desembocadura de un gran río que durante milenios fue horadando la rasa costera partiéndola en dos y formando un anfiteatro natural de gran tamaño con el agua de por medio- la acústica es verdaderamente impresionante y ¡¡no hay quien pegue un ojo, ni en San Esteban ni en San Juan de la Arena, pueblo hermano situado enfrente, al otro lado del Nalón... !!.
Como consecuencia, en esos días los integrantes de las dos cofradías -los que estuvieron de fiesta y los que intentaban dormir- lucen sus mejores semblantes después de gloriosas noches en blanco, o, en el mejor de los casos, de duermevela improductiva al son de "La barbacoa, Que la detengan", o "Ai se eu te pego"... Los hábitos de vida de unos y otros se confunden fácilmente porque curiosamente se da un momento de encuentro: ya bien entrada la mañana unos van cuando los otros vuelven y puede parecer que compartieron el mismo sarao, pero no. ¿Y qué decir del estado de ánimo?, pues los de la romería que no pretendían dormir, sino todo lo contrario, se muestran pletóricos y locuaces; mientras que los otros, que lo han intentado toda la noche pero no han podido, se notan taciturnos y asustadizos
Sin embargo, en este flemático y pragmático pueblo de estilo astur-inglés tan particular, cálido, acogedor y hospitalario, nunca hay resquemor, éso es lo bueno. Con su arraigado lema vive y deja vivir se puede ser de una cofradía u otra sin problema... ¡Ah, éso sí!, entre todos los vecinos existe una gran connivencia y ante la reiterada pregunta de qué tal durmieron, pese a sus ojeras, todos dirán que fenomenal, que nada les molestó, que no oyeron nada de nada...
Ana Rodríguez (vecina temporal de San Esteban de Pravia)
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