La Nueva España » Cartas de los lectores » Anécdota familiar de mi infancia

Anécdota familiar de mi infancia

19 de Julio del 2014 - María Aurora Barros Viña (Avilés)

Hoy estuve viendo durante un rato en TV Novechento. No la vi entera, solamente una media hora. Una de las escenas que me ha llamado mucho la atención consistía en un niño que se tumbó sobre las vías del tren y esperó a que el tren pasara por encima de él, mientras su amigo estupefacto observaba desde fuera hasta ver pasar el tren.

Esta escena me ha hecho recordar años de mi infancia. motivo que evitó siguiera viendo la película.

Siendo yo niña, recuerdo una conversación con mi padre contándome anécdotas de su vida, todas muy importantes para mí, por supuesto. Pero una de ellas era exactamente igual que la escena de Novechento. Mi padre era ferroviario.

A mi padre le ha pasado un tren por encima.

Su forma de contarlo era tal cual un relato.

Un buen día estando trabajando en una estación de ferrocarril asturiana, de cuyo nombre no quiero acordarme ahora, una de las misiones encomendadas para mí fue unir dos trenes, los cuales tenía que enganchar en el momento que estuvieran situados en el lugar determinado. Los engancho, pero algo falló que me llevó más tiempo conseguirlo que el que estaba estipulado. Como el jefe de estación consideró que todo estaba bien, dio la salida al tren que, en teoría estaba ya unido. El tren estaba ya unido, pero solamente faltaba una cosa, para mí la más importante, salir de entre los vagones y situarme en lugar seguro, no me dio tiempo a salir porque el Jefe de Estación no fue informado de que aun me encontraba entre los vagones. Al ver que el tren arrancaba y no podía moverme del sitio que me encontraba (entre dos vagones), la única solución que consideré más oportuna fue tirarme al suelo boca abajo y estirarme lo más posible y dejar que el tren pasara. El tren era muy largo, llevaba muchos vagones.

Mis compañeros que se encontraban en la estación echaron sus manos a la cabeza al darse cuenta que yo seguía entre los vagones, y allí estuvieron , con gran asombro, viendo pasar vagón tras vagón esperando encontrar mi cadáver al final tendido en la vía. Menuda sorpresa se llevaron cuando me vieron levantarme de la vía y salir sano y salvo, solamente erosionada toda la cara de tanto presionar contra las piedras de la vía para evitar que el tren me tocara, pero ni siquiera se dieron cuenta de ello pues su mayor alegría fue verme salir caminando una vez que el tren se fue.

Yo, después de oír esta anécdota como él decía, tan emocionada me sentí que no he podido evitarlo. Me tiré en sus abrazos y lo abracé tan fuerte, tan fuerte, que le rompí la estilográfica que llevaba en el bolso alto, a la izquierda, de su chaqueta. Sin comentarios... No podría decir cuál fue su reacción al ver que su estilográfica estaba rota. Después de un breve silencio, él también me abrazó.

Cartas

Número de cartas: 46091

Número de cartas en Octubre: 29

Tribunas

Número de tribunas: 2088

Número de tribunas en Octubre: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador