Caza de brujas

29 de Julio del 2014 - José Donato García Julías (La Fresneda)

¿Qué creíais? ¿Que ninguna absurda decisión tomada por un grupo de compatriotas, por muy extravagante que ésta fuera, podría superar a las anteriormente acaecidas en nuestra funesta y reciente Historia? ¡Pues no!: hace unos días, en toda España comenzó una peculiar, a la vez que surrealista, indigna y macartiana caza de brujas. Los demócratas de siempre se conjuran, utilizando el potencial de las redes sociales, con la intención de terminar con la maligna conspiración que Satanás había comenzado hace pocos meses en nuestro país. Tenían que darse prisa, ya que el demonio, por primera vez, se había manifestado con una apariencia verdaderamente estremecedora. De improviso y de la nada, había aparecido con un sobrecogedor look compuesto por una escalofriante y ridícula coleta, acompañada con una desfasada, a la vez que de mal gusto, raya en el medio. Meses atrás, tan funesto personaje, siempre acompañado por individuos de su calaña, había aparecido con el macabro fin de acabar con la implantación de unos gloriosos e imperecederos valores; con una leonina, pero tradicional, forma de vida. En la que, como Dios y la Canciller mandan, para que un elenco y reducido grupo viva, muchos son los que tienen que malvivir.

No obstante, cualquiera puede recordarles, sin demasiado esfuerzo y tirando de hemeroteca, que también son poseedores de un pasado y de un presente de los que no deberían sentirse muy orgullosos, precisamente. En verdad, resulta irónico ver de esta guisa a los que no son, en ningún caso, paradigma y ejemplo de imparcialidad, honestidad y, mucho menos, de sinceridad: la paradoja de buscar con insistencia la hipotética paja en el ojo ajeno, al tiempo que se obvia la enorme viga que existe enquistada en el de uno mismo.

En una sociedad moderna y democrática, como se supone que es la nuestra, la utilización de un arma de la catadura del pánico moral resulta ser de todo menos ética, rompiendo con ello cualquier norma de convivencia dentro de una comunidad. En sociología, recurrir a esta estrategia no es más que la reacción de un grupo de personas que, sintiéndose acosadas, ofrecen una percepción falsa o exagerada de algún comportamiento que consideran hostil. Presentándolo como peligrosamente desviado y que representa una amenaza para la sociedad; aunque, en este caso, tan sólo lo sea para su sociedad.

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