¿Por qué esperar a septiembre?
Después de los últimos sucesos acaecidos donde dos menores han sido vergonzosamente violadas por otros también menores, nuestros políticos prefieren esperar a septiembre para ponerse a debatir la conveniencia de cambiar la ley del Menor.
Desde el Partido Popular se dice que cuando llegue septiembre propondrán que se modifique la mencionada ley y desde el PSOE sale la inefable y docta Leire Pajín diciendo que se trata de casos «puntuales».
Señores del Partido Popular, lo que está sucediendo no creo que sea para posponerlo hasta septiembre y, si ustedes están muy a gusto de vacaciones, supongo que en el Congreso de los Diputados habrá una comisión o un grupo «de guardia» para empezar a tratar ya este tema tan denigrante.
Mientras llega septiembre, espero que ningún ilustre diputado se vea ante casos tan salvajes como los ocurridos. Sin ir más lejos, el presidente del Gobierno de España tiene dos hijas adolescentes y, aunque estarán bien protegidas merced al cargo de su padre, ¿se imagina Zapatero ante una situación similar? Dejémonos de comodidades y atajemos este tema de la forma más urgente.
En cuanto a Leire Pajín, manifiesta que son casos «puntuales». ¡Vamos a ver!, ¿también son casos puntuales los de Sandra Palo o Marta del Castillo? Esto ya viene de muy atrás y requiere una atención de máxima prioridad, así que déjese de paños calientes y de «salir por peteneras», porque el tema de menores violadas por otros menores últimamente prolifera demasiado.
Esta calaña de «niños» requieren ser tratados con la máxima severidad. Se necesita con la mayor urgencia reformar la ley del Menor para que estos individuos, por muy menores que sean, tengan una condena ejemplar y, una vez sean mayores de edad, automáticamente pasen a cumplir la pena a una cárcel como cualquier delincuente.
Si así fuera modificada, seguro que muchos antes de cometer delitos como los mencionados se lo pensarían mucho. ¡Ah!, y sus familias ya se ocuparían un poco más de tenerlos un poco más controlados, porque, guste o no, mucho de lo que ocurre es debido al entorno que rodea a estos menores. Es fuerte lo dicho, pero ¿no es así?
Malo sería que, si no se reforma la mencionada ley, a la vuelta de unos años suceda como en algunos pueblos de Hispanoamérica: aplican la ley de Lynch.
Bernardo Carrera Madiedo, Oviedo
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