Lo que falta en Villanueva de Aller
Se cumplen ahora 40 años desde que, dicen, pisamos la Luna.
Hay quien busca su origen fuera de este planeta; otros, en cambio, lo intentamos encontrar cerca de nosotros.
En una sociedad globalizada como la actual, tenemos el derecho de conocer toda nuestra historia y el deber de divulgarla. Recordar lo que hicieron nuestros antepasados, evocar sus gestas, no olvidar aquello que nos une a ello, conservar su legado, la huella que hay en nosotros.
Villanueva de Aller posee vestigios de hace al menos 1.200 años, desde que alguien fijó mediante la escritura en piedra, la memoria de su pasado y nos dejara la estela funeraria de Brahulio (895).
Villanueva, parroquia de Moreda de Aller, 550 h., dejando atrás el castillete del pozo San Antonio, el cementerio municipal, el tanatorio, un par de chigres, carnicería y el campo del Santiago junto al 1.º de Marianes. Los cuarteles, les colomines y más arriba el pueblín. Llegamos a tener farmacia y varios comercios. También disponemos de unas antiguas escuelas de Primaria, sede de asociaciones, que se habilitan cada 4 años como colegio electoral, para que, haciendo uso de nuestro derecho al sufragio, renovemos nuestros "votos". Esto último es importante que no se nos olvide como ciudadanos de este concejo.
Tenemos, en este momento, obras en todo el término municipal, sin duda necesarias, pero que no vemos como solución a las carencias de este pueblo. Hablamos de servicios y complementos básicos como: indicadores con el nombre de la localidad y límites de velocidad, solución en la esquina del cementerio y prolongación de la acera, pintar los pasos de cebra, colocar y sujetar las tapas sueltas de la carretera, eliminar socavones, rematar baldosas sueltas, reparar el parque infantil, alumbrado y acceso digno para la cancha deportiva. Cuando se colapsa el aparcamiento del cementerio, los peatones tienen que transitar por la carretera, ante la "invasión" de la acera por vehículos particulares. Además se obstruye el acceso al Cantu la Silla, una obra empezada hace 12 años, demasiado pronunciada, sin alumbrado ni remates...
Por todo ello, invitamos al concejal de turno, para que tenga la amabilidad de hacernos una visita y valorar in situ estas reivindicaciones vecinales.
Mientras esperamos a que nos saquen del "lado oscuro", busquemos, en una mirada interior, la respuesta al porqué se deja de lado a este colectivo vecinal.
Otra opción, además de la de quejarnos, será mirar al cielo, esperar la luna llena de agosto y pensar si, con otro ritmo del tiempo, los plenilunios de mediados del siglo IX, eran todavía más fascinantes.
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