Felipe Prieto, el Maestro
Figura entre las noticias del día el fallecimiento de Felipe Prieto García, un zamorano afincado en Asturias de una popularidad en nuestra región tal que todos los medios de comunicación relatan hoy su vida y obra de magnífico artesano, gran poeta y hombre de mente abierta y perclara. Ensalzan su figura desde el conocimiento literario, como miembro de la Academia de la Llíngua, como consejero del centro territorial de TVE en Asturias, desde cuya pantalla se asomaba asiduamente a la Asturias de los pueblos, o como director de teatro de la Universidad de Glasgow.
Felipe vive un tiempo en Escocia, donde junto a Ramón Fernández-Rañada, a quien conozco desde el ámbito profesional, funda la Spanish Assistant Teachers Association of Scotland. Como escritor coincidió en Conceyu Bable con otro profesor del que también fui alumno en el Instituto de Infiesto, D. Xuan Xosé Sánchez Vicente.
Solo una corta frase en estos medios hace referencia a su etapa de profesor de enseñanza primaria ejercida en Cangas de Onís, Parres, Oviedo y Nava, y es en esa faceta de maestro en la que coincidí con don Felipe como alumno en las Escuelas Públicas de Paraes Viobes, en el concejo de Nava, contando yo entonces con la temprana edad de 6 a 8 años; un niño a quien le aterraba la figura de aquel joven oscuro, pues casi siempre vestía de negro. Y es que don Felipe imponía. Imponía tanto a sus alumnos como a los padres de estos. Ejercía su magisterio desde la distancia de quien se encuentra atrapado en un lugar que no le corresponde y no es de extrañar que triunfara en otras actividades de la vida porque aquella, sin duda no era su profesión soñada. Fue durante su estancia entre nosotros cuando sufrió la pérdida de su padre, militar de profesión, del que seguramente heredó su disciplina.
Aquel chaval que venía de recorrer media Europa en auto stop, se incorporó tarde al curso y hubo de ser sustituido por doña Isolina Nosti, la maestra de las niñas, hasta que a mediados de octubre apareció con su mochila, su barba sin recortar, su olor a cuero, sus blancas manos manchadas de tinte, su pipa y su anillo. Sí, aquel anillo de acero que dejaba caer sobre tu coronilla cuando errabas al leer y repitiendo algunos vocablos en inglés con su voz seca, como la de Eugenio el humorista, te decía: repita usted. Este hombre, comía exclusivamente yogures aderezados con cereales, queso de bola y fruta, hacía sus ejercicios de gimnasia diaria, practicaba el tiro con arco, subía y bajaba caminando desde la Escuela hasta la estación del tren a un ritmo endemoniado que nos resultaba imposible seguir y, sobre todo, no casaba absolutamente en nada con las sencillas, humildes y conservadoras gentes de los pueblos de la zona. Solamente contó con la amistad de Sofía, la hija de don Arsenio el médico.
Falleció el 29 de julio de 2014, en Oviedo, a los 72 años de edad. Me hubiera gustado aprender más de usted. Descanse en paz.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo