Dos muertes
Pancho Rico... Ernesto Brenes. Desde Asturias hasta mi lejana y empobrecida patria.
Ambos son parte de la Historia de nuestra querida Matagalpa y para quienes los conocimos, ocupan lugar principal, ineludible, en nuestro corazón.
Pancho..., un hombre que nació, vivió y murió pulsando un mazo en lucha desigual con el acero, a mano alzada, fuerte, limpia, honrada, crispó ayer por última vez sus nervios. A nadie dijo adiós, ¿para qué?..., tal vez pensaba en lo que un día había dicho, que moriría "a pie del yunque", como debía de morir un buen herrero.
Cómo duelen las muertes repentinas, sobre todo si cumplen vaticinios; nos dejan, francamente, boquiabiertos; pensando en Dios, el Diablo, los cielos e infiernos... Incógnitas supremas. Como dolió también, inesperado, el óbito de un "pobre millonario", de sonrisa a flor de labios, feliz, de cordial trato, inolvidable Ernesto Brenes, de Matagalpa Centenaria, su mágico "Rey Feo", del uqe nos habla en versos inmortales su amigo Julio C. Rivera, en su "Inventario", al visitarlo yacente en su casa, ya sin habla, él que hablador fuera, cordial conversador, sorpresivo, de buen humor reconocido, vehemente andarín en cualquier calle.., vestido ahora así, nos dice el Bardo... "un pantalón de dril / con amor remendado... / Faja fuerte de ayunos... / Sus zapatos antiguos, / sobre los que volaba... / Una corona compuesta de chiles rojos y tusas"... ¡Era tan buena persona!... Lo sabía la gente que reía a su paso; bienandante "Rey" noble que gozaba a sus anchas sin temor de la crítica envidiosa de siempre. Personajes como él son escasos, "locos brenes" no abundan, por hacernos soñar y sentir fugazmente, que los matagalpas, nicaragüenses, de verdad nos queremos...
Parece que la noche, hermana del silencio, se presta de alcahueta para llevarse con lo oscuro a los amigos. Pocas veces, tras dos muertes, la de Pancho y la de Ernesto, han vestido tan seguido al Semanario Rumores, del también bohemio, Guillén-Orlando, de luto, para que recordemos "en broma y en serio", que ya otro día, no dudarlo, con ellos nosotros... ¡nos veremos!
Heradio González Cano, abogado, poeta y escritor nicaragüense, Oviedo
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