Los mercados se mueren
El tráfico de ganado es, después del de las drogas y mujeres, el que más dinero mueve en Asturias, pues el 80 por ciento de la economía sumergida se concentra en la ganadería, sector que ha perdido afiliados a la SS en los últimos veinte años y el único que no ha generado empleo este año, a pesar de los cientos de millones de la PAC, un dinero malgastado por los políticos, al igual que los fondos mineros, los FEDER y el resto de subvenciones de la UE, que no han servido para generar empleo, ni crear una estructura productiva, al fomentar el parasitismo y la picaresca de las subvenciones. ¿Por qué se despilfarra en lo que no crea empleo, en lo que año tras año demanda subvenciones?
El motivo por el que no hay ganado en los mercados se debe a la economía sumergida, pues los involucrados temen que haya inspectores de Hacienda o de Trabajo al acecho, de ahí que hagan las transacciones en sus domicilios. No estamos hablando de un fraude a las arcas públicas y una competencia desleal para los ganaderos, que también, estamos ante un maltrato animal, por las condiciones en que tienen al ganado en cuadras ilegales, un atentado al medio ambiente, pues están detrás del 90 por ciento de los incendios forestales provocados, y una amenaza para la salud, pues al no estar controlados el Gobierno del Principado no asegura la alimentación que dan al ganado ni si le proporcionan fármacos y hormonas para acelerar el crecimiento y el engorde.
A los políticos y sindicalistas no les interesa erradicar la economía sumergida, unos por intereses electorales y otros porque cuantos más parados haya más dinero obtienen para cursos de formación. Ellos recortan en médicos y profesores, pero no en parlamentarios, alcaldes y concejales; no tienen dinero para pensiones, pero sí para fundaciones y ONG.
Si no hubiese economía sumergida habría menos paro y más recursos públicos, pero esto no interesa a los políticos y sindicalistas, por eso no hacen nada por erradicarla. Cabe preguntarse si tendrán que desaparecer también esos políticos y sindicalistas antes de que acaben de hundir Asturias.
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