Antitaurinos, sí; terroristas, no
Soy antitaurina, aunque nunca he tomado parte en ninguna manifestación al respecto (cosa que siento). Ahora, con motivo de la prohibición por parte del Ayuntamiento de Gijón de las clases de toreo para niños, los pro-taurinos acusan a éste de "atentar contra una libertad cultural fundamental" (¿?), claudicando ante una amenaza ecoterrorista (supongo que se refieren a las miles de firmas recogidas en internet por los contrarios a esta "fiesta").
Esto parece una pataleta de niños caprichosos que cuando no consiguen lo que quieren arremeten contra todos los demás.
A mí las corridas de toros no me parecen ni edificantes ni artísticas, y creo que tengo derecho a manifestar mi opinión sin que me insulten.
Yo pienso que es plausible que el Ayuntamiento escuche a todos los gijoneses y haga lo que crea más conveniente, sin dejarse intimidar por nadie (no sé qué amenazas habrán recibido de los "ecoterroristas"), de los promotores del evento, con algunos epítetos poco constructivos.
Si no me equivoco, disfrutar con el sufrimiento ajeno está considerado patológico; fomentar la cordura sería bueno para todos: para los pro-taurinos, también.
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