Cristiano nuevo

5 de Agosto del 2009 - Inocencio Granda Fernández (Oviedo)

El domingo día 21 de junio salí a caminar en compañía de mis dos perros («Lío» y «Carmelita») sin más bagaje que el del Parnaso: «de mis soledades vengo y a mis soledades voy, que para el camino que llevo, bastan mis pensamientos». Así caminando nos cobijamos a la sombra que depara el expositor de la prensa, donde leo en cabecera «Cristianismo new», de aquí el plagio con el sobreentendido permiso del ínclito; virtuoso escritor y poeta, filósofo sin ataduras estomacales, periodista sembrador de concordia y cultura, consuetudinario metafísico-naturalista. Ir detrás (que no al lado) sería lujo suficiente. También leo esto, que me embarga: «el obispo Raúl Berzosa reprocha, en el aniversario de la capilla (en Pruneda, Nava), que la política se haga al margen de Dios». Yo me pregunto, ¿es que espera él y la asamblea episcopal que los políticos de turno gobiernen a espaldas de la Constitución?, ¿dónde recoge que España queda constituida en reino aconfesional? También adoctrina diciendo «hay que dejar a Dios ser Dios»: no he visto a nadie ponerle palos a su carreta salvo a quienes se oponen a la educación del ciudadano para una ciudadanía habitable y libre de oscurantismos sectarios porque para Dios prima el ciudadano educado, disciplinado y urbano, que una vez alcanzada esta madurez personal se decante libremente a la disciplina espiritual más sensata y convincente para él. Si como sigue platicando en esa celebración al decir «que echamos a Dios de todos los lados», ¿no incurrirá el señor Berzosa en agnosticismo al negarle su omnipresencia? Al decir que «Dios está donde le dejamos estar», es subordinarle a nosotros mismos; ¡menudo politeísmo barato!, ¿qué puede hacer un Gobierno aconfesional?, ¿buscarle una silla gestatoria? Dios (¿secuestrado?) en manos sectarias y el mundo en manos de ciertos terrícolas nos llevan a la deflagración total después de dos mil años de pulpiteo. Y ello, ¿por qué?, porque no hay base cívica. ¿A quién le duele talar un árbol sin el cual no viviremos?, ¿a quién le duele en su limusina, Rolls Royce, BMW y tantos otros contaminar la atmósfera?; ¿qué ingeniero, químico o empresario educó a la sociedad antes de poner en sus manos chicles, plásticos, aceites industriales, fósforos y mecheros no recargables?; ¿cuántos niños no habrán quedado estigmatizados de por vida a la vivencia de esos sueños terroríficos e infernales debidos a la catequesis de los «novísimos»?; ¿qué Gobierno se propuso atajar estos desafueros con sus leyes puntuales? No hay otro diablo que los desafueros. No hay otro infierno que la oscuridad, porque Dios es la luz; condición sine qua non ha de estar por encima del bien y del mal sin prácticas por Su parte de enchufismos o milagrerías. Debiera, por ética que no por censura, prohibirse el adoctrinamiento metafórico y sibilino refugiándose en el libro o fuera de él porque obrando así solamente conduce al oscurantismo y discordia, al incivismo de la ciudadanía. No cabe punto de miscibilidad entre un Gobierno y cualquier tendencia religiosa o secta sin incurrir en contubernio. Un buen Gobierno, para serlo, sin ataduras; como cualquier religión sin éstas. Me insolento a tal estado de cosas, incapaz de su digestión. El mundo de la fesoria que cosecha patatas en Nava; el de la hoz que recolecta escanda en Morcín; el del martillo, que hierra nuestras yuntas, no entiende de metáforas y por ello fácilmente manipulable, y la manipulación es un vicio, una carcoma de la sociedad. Toda religión que lleve por meta la eficiencia ha de airear sus templos; nadie les impide el apostolado en plazas, parques y otros lugares de convivencia, mas la pretensión de aularios escolares socava la independencia tanto del Gobierno como el de la pretenciosa. ¿Acaso no es vituperable cualquier injerencia? Es para mí de escándalo este programa semanal de dedicación en un templo, sobre todo, en el que colaboré para su construcción con mil pesetas mensuales desde el año 1982 hasta ya pagado: «Misas, diaria 9.30; domingos y festivos 10, 13 y la dicha. Despacho laboral de 18.30 a 19, es decir, media hora. Cáritas: lunes y miércoles de 12 a 13». Resto de tiempo cerrada a cal y canto, como suele decirse, lo mismo que sus amplios bajos que quería ver dedicados a sala de juegos y convivencia de niños y menos niños; sospecho que sirven de aparcamiento para dos turismos. A las puertas de Calatrava, «Lío» y la «Mely» ya se cansan en este largo paseo; que perdonen, es que «con la Iglesia hemos topado».

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