Hartos de Rajoy y de Mas

Hoy día todos los medios de comunicación -impresos, digitales y audiovisuales-

nos apabullan con multitud de debates sobre el modelo de Estado que queremos: reformas de las autonomías, regiones reformadas, estructura federalista, independencia... Estos debates han surgido como respuesta a la decidida voluntad del presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, de convocar una consulta de independencia para este próximo otoño.

Pero si atendemos a la realidad social, lo que a España y a Cataluña, claro, les interesa y les preocupa más que ese debate del separatismo/patriotismo inducido es la desigualdad. España es un país en el que a causa de los duros recortes y reformas ha crecido desorbitadamente la desigualdad entre los ciudadanos. Ha aumentado la pobreza, sobre todo la infantil, con una desnutrición que nos coloca a la cola de Europa. A pesar de las euforias del PP, sigue habiendo más de 5,6 millones de parados; muchos millones de nuestros jóvenes, sin futuro. Más de 25.000 millones de euros nos ha costado el desmantelamiento del Estado del bienestar que teníamos antes de llegar Rajoy y el PP a dirigir este país en 2011.

Y por mucho que el presidente Mariano Rajoy afirme y reafirme que él no ha tocado ni un ápice del Estado del bienestar, España ha perdido derechos y servicios públicos en estos dos últimos años de Gobierno rajoyano.

Que el único debate nacional sea por el posible separatismo catalán sólo favorece a la derecha más rancia y al bipartidismo arcaico (PSOE, PP), para que los ciudadanos nos distraigamos de otros temas y prestemos más atención al sacro concepto de unidad patria, que ahora les interesa sobremanera. ¿Esto es lo único que importa a la España pepera, a la socialdemocracia socialista?

De seguir así de insensibles ante la verdadera realidad española, el bipartidismo clásico acabará en caída libre. Si Pedro Sánchez y otros destacados dirigentes socialistas, como Patxi López, siguen empecinados en anclarse en el pasado, escorándose hacia el centro, viendo fantasmas revolucionarios y persiguiendo mediáticamente a Podemos en vez de converger, fracasarán una vez más. Sin embargo, el joven político de IU Alberto Garzón considera fundamental un "ambicioso proceso de confluencia de la izquierda". Y así, entre todos tenemos que ver lo que España necesita: recetas prácticas para salir eficazmente de la crisis sin dejar en la cuneta a millones de españoles desfavorecidos. ¿Tienen P. Sánchez y el PSOE esas recetas? ¿Las tiene el republicanismo catalán o el nacionalismo vasco? ¿Cayo Lara y Rosa Díaz hacen algo más que desvincularse de las decisiones importantes de los dos grandes partidos y criticar al emergente Podemos?

También esto es válido, como hemos afirmado, para otros partidos que están alrededor del bipartidismo y que maman del estatuto tradicional del poder de los partidos, sea IU, sea UPyD, sean catalanes, vascos o gallegos nacionalistas o republicanos. Que se dejen de debates inútiles, que se dejen de retocar la Constitución sólo para intereses partidistas, como sucedió con la modificación del artículo 135 en septiembre de 2011, estableciendo en el texto el concepto de estabilidad presupuestaria; o cuando se aprobó hace dos meses la reforma legislativa -de manera exprés- del aforamiento e inviolabilidad del anterior Rey Juan Carlos.

Los jefes políticos del bipartidismo y sus consejeros escucharon cánticos de sirena a líderes y banqueros europeos que optaron por la austeridad y aquí está el resultado: un desastre. Pues recortar los gastos a las economías más deprimentes ha agravado su depresión. Esto es de libro, es la biblia para la mayoría de los analistas económicos independientes: sin consumo familiar es imposible relanzar la economía, bajar el desempleo y crecer.

Lo del debate catalanista, la consulta de independencia, el cambio constitucional al federalismo, todo ello, a millones de españoles ni les va ni les viene ahora. Actualmente, el país no está para bromas ni experimentos con gaseosa. Lo que toca es que crezca la economía, recuperar el Estado del bienestar que nos arrebató el PP, en muchos casos con la complicidad del PSOE y de los nacionalismos, desde ese golpe de estado financiero que nos impuso la "Troika" y la crisis generada por sus estúpidas e ineficaces medidas. Los analistas financieros menos mediatizados por los políticos auguran que España no saldrá de esta crisis de forma estable, al menos hasta 2025.

El descontento generalizado de los españoles se debe imponer al debate catalanista y a los intereses electorales del bipartidismo, y que se dé paso ya urgentemente a la voces de la pobreza, del hambre, de los recortes en educación, sanidad y dependencia. Y si es verdad que el nuevo líder socialista, P. Sánchez -como afirmó en "Le Monde"- quiere ir a hacia los indignados, pues que lo haga de forma clara y definitiva, pero ya.

Pero si siguen empeñados en su tozudez negativa, pues démosles donde más les duele: en las urnas democráticas. Reclamemos elecciones anticipadas y con nuestros votos acabemos con ellos, con sus políticas rancias y restrictivas, y con sus corruptelas y prebendas.