Socialismo
Es necesario, imprescindible en el juego político democrático y constitucional, pero un socialismo moderado y moderador de una izquierda que no sea extremista ni radical, a cuyo lamentable terreno llevó Zapatero a su partido, al que Felipe González marca e iniciara un rumbo seguro y prestigioso. Éste, a pesar de su juventud e inexperiencia en las lides gubernativas, fue un buen presidente del Gobierno, prudente y moderador, ejemplo y herencia, aunque tenía que haber seguido Zapatero, que todo lo "escoñapló" de una manera alocada e irresponsable. Felipe González fue también un buen secretario general del PSOE, el mejor, y nadie le ha podido igualar. Ni ninguno de los cuatro que han estado luchando por conseguir esa secretaría general, que acaba de ocupar Pedro Sánchez, que ha comenzado su mandato -¿equivocada y desafortunadamente?- imponiendo a los eurodiputados de su partido el voto en contra del luxemburgués Jean-Claude Juncker, lo que, al parecer, contrarió a los susodichos, que encabeza Ramón Jáuregui, que así lo manifestó públicamente. Lo que se guisa en Estrasburgo quienes mejor lo saben son los que están allí, representándonos.
Sí, mal comienzo parece ser éste para Pedro Sánchez, que si sigue así la misma trayectoria política de Zapatero, y no cambia el rumbo de su partido hacia una izquierda moderada y responsable, su fracaso será estrepitoso. Y el daño al PSOE, irreparable. Porque el extremismo y el radicalismo, por mucho que los "disfracen", vienen a ser como un cáncer político en un Estado democrático y constitucional, como el nuestro. Y en esto no hacemos excepciones, nos da igual que ese extremismo sea de un color o de otro. El socialismo que necesita España, como alternativa de Gobierno, tiene que ser como el de otros países europeos, a los que prestigia y engrandece. Y esto es lo que tiene que hacer el PSOE aquí, hoy, como primer partido de la oposición, y mañana como gobernante, si llega a instalarse de nuevo en la Moncloa, que es la meta que se ha propuesto Pedro Sánchez, que no quiere tener competidores en su afán de poder.
Quisiera equivocarme, pero mucho me temo que este nuevo secretario general del PSOE nos va a defraudar a todos. Por lo pronto, además de lo antes expuesto, ya dijo, en cierta ocasión, que a Cataluña había que reconocerle un trato fiscal especial, y considerarla como una nación. ¡Toma del frasco, Ramón! Hala, eso: más perras y la independencia. Si Pedro Sánchez, ahora, como secretario general del PSOE, sigue manteniendo esta desafortunada afirmación, habrá que pensar que el socialismo sigue con el paso cambiado y escorando hacia el radicalismo, cuando tenía que ocupar el lugar que le corresponde, que es el centro izquierda. Nada, señores, que en este carpetovetónico país, todo va de mal en peor. "¿Quousque tandem?" Sí, ¿hasta cuándo?
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