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El discurso de los cínicos

28 de Agosto del 2014 - J. J. J. Suárez González (Gijón)

Cada vez más asistimos al patético espectáculo que nos brindan los cínicos, los que dicen ahora una cosa cuando hace poco sostenían la contraria, sin que se les caiga la cara de vergüenza y, lo que es aun peor, sin que casi nadie los ponga en evidencia. La falta de contestación ha propiciado que los cínicos se adueñen del discurso político y de la opinión en los medios de comunicación y que puedan sostener sus mentiras con total aplomo.

Hace unos días, por ejemplo, escuchaba en la SER cómo algunos tertulianos, afines y/o con el carné del PSOE en su bolsillo, se mostraban preocupados con la llegada masiva de inmigrantes indocumentados a nuestras costas y con los asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla. Se lamentaban de las desgracias de esa pobre gente y llegaban a la conclusión de que lo que está pasando en Siria o lo que ha ocurrido en Libia, donde había casi dos millones de subsaharianos trabajando, había agravado el fenómeno migratorio. Naturalmente, no había nadie para contestarles. Porque esos mismos tertulianos, como otros muchos periodistas y opinadores, no se cortaron un pelo en apoyar la operación militar de la OTAN contra el régimen de Al Gadafi, con el que, dicho sea de paso, no hacía mucho tiempo se fotografiaban y confraternizaban presidentes, primeros ministros y reyes occidentales. ¿O no fue el Gobierno de Zapatero y la ministra de Defensa, Carme Chacón, los que enviaron navíos y aviones F-18 para apoyar las acciones militares de la OTAN, que debían alumbrar la estupenda democracia?

También los cínicos habían elaborado un discurso, a su estilo, como coartada para intervenir en Siria. Hasta hace cuatro días han estado apoyando a los rebeldes yihadistas, sus matanzas y crímenes abominables, mientras demonizaban y condenaban las acciones del Ejército gubernamental sirio. España, como los demás países de la OTAN, incluso retiró a su embajador en Damasco. Pero hete aquí que cuando los fanáticos islamistas, financiados por los regímenes feudales árabes y armados por Occidente, se han convertido en un peligro no sólo para Siria, también para Irak, donde hay grandes intereses petrolíferos, Irán, aliado de Siria, se ha convertido en amigo, lo mismo que los kurdos. Pero ¿no era Irán uno de los integrantes del "eje del mal" y los kurdos unos terroristas?

En el asunto de Ucrania sucede algo parecido. Los mismos que aplaudían el despliegue del escudo antimisiles en Gran Bretaña, Polonia, Rumanía y España, en un intento de acosar a Rusia y poner en cuestión su soberanía (aunque decían que el objetivo de estos dispositivos eran los misiles de Corea del Norte), y que apoyaron a los golpistas ucranianos y el entrenamiento por agentes de la CIA, en Polonia y Lituania, meses antes de la asonada, de terroristas y alborotadores, los mismos que callaban ante la intención de EE UU y sus aliados de acabar con la flota del mar Negro y con las bases de radares de alerta temprana rusas en la península de Crimea, que la defienden de un ataque por sorpresa de la VI Flota, los mismos, en fin, que apoyaron las sanciones contra Rusia, ponen el grito en el cielo ante las respuestas de los agredidos y se lamentan por los excedentes de frutas y hortalizas, que ahora perjudican a los agricultores.

Los cínicos son la verdadera nueva casta y el verdadero peligro, han proliferado en todas partes, en la izquierda, en la derecha y hasta en los sindicatos, que dicen defender a los trabajadores mientras se financian con los fondos para la formación de los parados y pactan con la patronal más moderación salarial.

Hay que dejarlos con el culo al aire antes de que sea demasiado tarde.

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