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Mezclando churras con merinas

21 de Agosto del 2014 - María Aurora Barros Viña (Avilés)

Reflexión sobre la carta de J. Viñas García sobre el Padre Pajares:

En este país hay personas que, o han perdido los papeles y se han vuelto locos, o no sabemos lo que decimos, o no sé qué más decir porque lo que se me ocurre después de leer ciertas intervenciones como la de este señor asiduo en este diario, prefiero reservármelo.

En relación con el pobre misionero repatriado a su país para intentar ser curado de la enfermedad ébola contagiada por dedicarse a cuidar a personas necesitadas, enfermas. Después de dedicar su vida por aquellas personas de países tercermundistas que mientras ellos, los misioneros, las ONGs, (sobre todo los misioneros), etc. lo único que han hecho en su vida fue cederla para beneficio de aquellos que necesitan la ayuda de los demás por haber tenido la mala suerte de vivir en países donde no tienen otra alternativa más que luchar por la supervivencia y morir en la miseria, mientras sus gobernantes se forran a costa de sus esfuerzos y sus vidas, y nadie en este mundo se ocupa de poner orden en estos países.

Como decía, mientras el padre Pajares entregó su vida sin que nadie, salvo sus allegados, supiera que existía hasta que le llegó el final de su vida, no pasaba nada. Todo el mundo sabe que hay muchos misioneros españoles y no españoles dedicados a entregar su vida por la vida de los demás. Bien, pues ahora ya todo el mundo sabe quién es el Padre Pajares. Y todo el mundo sabe que el gobierno de España se ha molestado en repatriarlo para intentar salvar su vida en este nuestro país.

Yo no sé que le habrá hecho el padre Pajares a este señor para juzgarlo de la forma que lo ha juzgado. ¿quién es él y qué derechos pretende tener sobre el padre Pajares para preguntar públicamente por qué teme morir?

Yo no creo que el padre Pajares tuviese miedo a morir. Más bien creo que a sabiendas de las posibilidades de experimentación con ciertos medicamentos antivirales que no estaban todavía autorizados para su uso en humanos, ha donado su cuerpo, en vida, para poder comprobar si estos medicamentos podrían salvar miles de vidas humanas.

¿Sería este señor tan valiente para hacer lo mismo? El padre Pajares ya sabía que iba a morir, pero antes quiso ayudar, hasta el final de sus días, horas de vida a esas miles de personas que padecen ébola.

En este país, como en la mayor parte de los países europeos, hay gente que se ha trasladado a vivir y a trabajar en otro país, sobre todo europeo, también americano. Parece ser que este señor que tiene a un hijo fuera de España ya no debe preocuparse por su hijo. Ahora es el gobierno de España quien debe ocuparse de él, si tiene alguna necesidad porque la repatriación del padre pajares ha sembrado precedente para el resto de los casos, sea cual sea el motivo por el que crean ser repatriados todos aquellos que se fueron por su propia voluntad a trabajar por un salario digno fuera del territorio español.

Yo no sé si es que tengo la mente muy cerrada, o que estoy un poco anticuada en estas cosas, pero no veo motivo de comparación en estos casos. No entiendo cómo se puede comparar la situación de un misionero con la de un ciudadano normal que se busca la vida fuera de su país para poder tener un nivel adquisitivo mejor que el que pueda conseguir en su país.

En relación con los gastos de repatriación, es complicado el asunto. El gobierno ha decidido que estos gastos sean abonados por la orden a la que el pobre misionero pertenecía. Por haber tomado esa decisión ha sido criticado por la oposición y por la mayor parte de la gente que ha opinado sobre ello. Si hubiese actuado al contrario, las críticas serían las mismas, estoy completamente segura. Siempre ocurre.He oído decir que como español tiene derecho a la asistencia sanitaria en su país. Sí tiene derecho siempre y cuando se encuentre en su país, pero no, el traslado en un avión medicalizado.

Durante los años 60 ha habido en España cantidad de emigrantes hacia Europa, los cuales no tuvieron ningún derecho sanitario mientras permanecían en el país europeo donde habían emigrado, donde tenían su trabajo y los mismos derechos que los trabajadores del país. ¿Es que ahora las cosas son distintas y queremos aprovecharnos de los derechos que se reclaman en ambos países?

Y mientras hablamos de estas cosas aprovechamos para meter de forro lo que no viene al caso, pues no sé yo que tiene que ver el padre Pajares con el caso Gürtel. Esto le daría para otra carta al director, y lo mismo que puede hablar del caso Gürtel también puede hablar, si le parece, sobre los ERES en Andalucía, solamente por poner un ejemplo. Y es que hay tantas cosas de qué hablar que no entiendo porqué hay que mezclar churras con merinas, como decía, además de mucha gente, Felipe González.

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